Tatul Yeghiazaryan asumió la batuta en el segundo concierto de la Temporada 2008 de la Camerata de Coahuila.
Un verdadero regalo para los oídos fue el segundo concierto de la Primera Serie de la Temporada 2008 de la Camerata de Coahuila, que por esta ocasión fue dirigida por el concertino Tatul Yeghiazaryan. En este concierto el programa fue de lo más destacado, sobre todo la primera parte con la Serenata para cuerdas en Mi Mayor del grandísimo Antonin Dvorák, que debería ser tocado más a menudo pues tal y como lo prometió el director esta obra fue un verdadero y terapéutico regalo para el espectador.
Aquí sí que las cuerdas sonaron con todo su bagaje, completamente todo, precisión y limpieza fueron las características que destacaron, pero la musicalidad fue el elemento detonante que logró envolver al público en una atmósfera que últimamente no se había vivido en los conciertos, revelando a un autor exquisito, un director invitado que aunque prefiere tocar el violín se afianza bastante bien con la batuta y finalmente a una orquesta que cada vez logra de mejor manera las exigencias de las obras, sobre todo cabe destacar la rapidez y control que tienen los violines, violas, cellos y contrabajo de la orquesta lagunera.
La obra se compuso de cinco movimientos, el primero dio la pauta para entrar a un mundo muy especial de la mano de la Camerata, luego el movimiento Tempo di Valse fue estético e inspirador, definitivamente platónico, de una belleza y ritmo muy especiales; luego, en el movimiento Vivace las cuerdas lo dieron todo, haciendo evidente el grado de dificultad de la pieza.
El larghetto fue más lento, tal y como su nombre lo indica, melancólico, con unos refinados y pequeños acordes muy profundos y finalmente la música se torna esperanzadora.
Finalmente el Allegro Vivace fue el movimiento más elocuente pues dejó al descubierto el talento de los músicos de la Camerata y su exactitud pues la obra duraba 26 minutos que no fueron cansados en lo más mínimo.
Después del intermedio tocó su turno a la Sinfonía No.2 en Si Bemol Mayor de Franz Schubert, en la cual ya entraron los vientos y percusiones, tocando los cuatro movimientos de manera muy puntual, al estilo que ya comienza a conocer el público del director invitado y concertino de la Camerata Tatul Yeghiazaryan.
Música alegre, festiva y muy jovial con movimientos Largo-Allego Vivace, un rítmico Andante, Menuetto Allegro Vivace y el emocionante y estruendoso Presto Vivace cerró este concierto, en el que una vez más Tatul se llevó una gran ovación de los asistentes, que con tantos aplausos lo obligaron a regresar al escenario y tocar un especial encore.