El ombudsman de la Ciudad de México, Emilio Álvarez Icaza, quiere ser presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos cuando el próximo año se vaya José Luis Soberanes.
El nombramiento lo determina el Senado, por tanto, en una negociación partidista. Tras la presentación de su Informe sobre el caso New’s Divine, el maestro Álvarez Icaza tendrá en Marcelo Ebrard a su principal promotor y será la carta fuerte del grueso del PRD.
En dicho Informe, la Comisión atribuyó “responsabilidad ética” a Joel Ortega, Rodolfo Félix Cárdenas y Francisco Chíguil por la tragedia. El tercero ya había presentado su licencia y a los pocos minutos del dictamen del ombudsman capitalino cayeron los otros dos.
Es finta creer que Álvarez Icaza golpeó al Gobierno de Ebrard al descalificar moralmente la permanencia de las cabezas del gabinete de seguridad. En realidad, le hizo un favor al jefe de Gobierno: canalizó una salida a la crisis y le dio la posibilidad de decir a los agraviados el clásico “yo no quería, pero Derechos Humanos no me dejó de otra”.
En los días posteriores a la tardeada trágica, Ebrard fue sujeto de toda suerte de presiones: las tribus perredistas que defendían a los suyos, la opinión pública que mayoritariamente exigía renuncias, la oposición que buscaba que los doce muertos tuvieran su costo político.
Ebrard parecía entrampado y el ombudsman le apuntó un camino hacia la luz en donde la repartición de costos fue pareja: una tribu puso la cabeza de Chíguil, otra la de Joel, Ebrard despidió a su abogado de confianza, las mafias cedieron mandos medios. La pirinola de Icaza marcó a los perredistas “todos ponen”, y luego todos tranquilos.
No ha sido Álvarez Icaza un ombudsman incómodo para el Gobierno marcelista. El lucidor Informe Divine lo hizo mientras se reunía con inusual frecuencia y cordialidad con el jefe del Gobierno que estaba bajo su implacable escrutinio. Y desde antes se le ha visto más ocupado en defender el aborto y los matrimonios gay –dos temas tradicionales en la agenda de la izquierda–, que en denunciar las irregularidades en los reclusorios y la procuración de justicia.
Volverse portavoz de esos temas de izquierda le habían distanciado del PAN al grado de ser su franco adversario en los debates públicos. Algo habrán cambiado las cosas tras el New´s Divine: un Informe que obliga a renunciar a dos de los tres más importantes miembros del gabinete del Gobierno al que se oponen no es poco saldo político. Fue un “dulcecito” de Álvarez Icaza para el panismo. Fue otra banda de la misma carambola de Emilio.
Como el PRI no es de izquierda ni de derecha, sino de lo que vaya necesitando, siempre hay modo, hay precios y hay quid pro quo, la histórica regla de intercambiar una cosa que te interesa a ti por otra que me interesa a mí.
Si por esa ruta se mantiene el ombudsman del DF, llegará como nombre fuerte a noviembre del 2009, cuando se cabildee al sucesor de Soberanes. El nuevo titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos va a ser negociado simultáneamente que dos asientos de ministro en la Suprema Corte y uno de Consejero en la Judicatura Federal.
El actual Congreso nos ha acostumbrado a que cuando hay varias sillas que ocupar, se las reparten entre ellos. Concederle la CNDH a Emilio Álvarez Icaza sería un guiño al PRD a cambio de que apoye a los propuestos por el PAN y PRI para el Poder Judicial, y así todos contentos y todos unánimes.
En esta carretera, tendrá como aliados a Organizaciones No Gubernamentales con las que comparte dinero e ideología, comisiones estatales de Derechos Humanos y hasta la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. Y en contra, al saliente José Luis Soberanes y a López Obrador que lo detestó siempre y que ahora que es el favorito de Ebrard lo va a detestar más. El pleito está cantado hace tiempo. A ver quién gana el pulsito… y a ver quién sale al final con los beneficios.
