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LA COLUMNA DE ELSA TIRADO

Este diez de mayo fue un día especial en México, el país entero se llena de amor en honor a todas las hermosas madres mexicanas. Quiero aprovechar este medio para rendir un homenaje a todas las madres que en su día se visten de amor y paz en compañía de sus familias y por supuesto igualmente a todas aquellas que tampoco pudieron festejar. Reciban gran amor de esta su servidora, que valora en gran medida la grandeza de ser madre, el trabajo, el esfuerzo, el control de carácter e incluso la sumisión necesaria que por inteligencia en algunos casos se debe desarrollar.

Es la madre la joya de las familias, dirigente de hijos y esposo por amor; reciban un abrazo gigante de esta su servidora y también madre.

Con regularidad tengo el honor de tratar con numerosas madres de la tercera edad, en grupos de diabetes y asilos, y a pesar de todo veo madres en pie de guerra contra la enfermedad, la depresión e incluso la pobreza; no son pocos los casos en los que la soledad las embarga y no pueden negar tener familia, hijos y hermanos que en el abandono las tienen, veo mujeres incansables pero muchas caras tristes. En sus rostros no se refleja la derrota sino la soledad, el abandono es innegable y, claro está, sobrevienen las enfermedades por pérdida de control emocional.

Es esta una clara invitación para que toda persona que humildemente desee brindar apoyo a asilos o grupos de la tercera edad lo haga de inmediato, seguramente muchos se sienten satisfechos de cuidar a sus madres pero nuestra labor no se detiene ahí, una madre es lo que es por designio divino, y una madre no es exclusiva, existen miles de madres que en su soledad inconscientemente desean ser adoptadas, quizá no de recursos económicos, sino más bien de atenciones.

De qué sirve andar en reuniones de té canasta o grupos de tal o cual terapia si tenemos a nuestras madres en el abandono. No es suficiente asistir a las madres sanguíneas, es necesario velar por toda madre que afectivamente está desamparada, es necesario asistirlas terapéutica y deportivamente, es decir, nuestras madres nos necesitan. No se conforme con atender a una, recuerde que venimos a servir y no a ser servidos. Sin embargo, qué servicio tan grande nos proporcionan todas aquellas mujeres que al verse servidas nos sonríen, nos dicen gracias hija(o), Dios te lo pague, es este un pago tan inmenso que de sólo sentirlo usted jamás dejará de dar servicio.

Debemos servir hasta el fin pues es evidente que a eso venimos, sería muy pobre la existencia humana si sólo viniéramos a acumular dinero y a autocomplacernos con comida, viajes, autos, casas, es decir, autocomplacer nuestro ego con banalidades pasajeras. El dinero y los placeres sólo son cuestiones pasajeras que nunca nos llevaremos pues llegamos sin ellas y nos vamos sin ellas, pero el servicio a los demás verdaderamente nos lo llevamos con nosotros y créame la recompensa será grande.

No convirtamos los medios (trabajo, dinero y comodidades) en un fin de nuestro paso por el plano físico, los medios sólo son una herramienta para evolucionar sirviendo e innegablemente éstos sirven al fin de servir para regresar a la casa paterna.

barshdorf@yahoo.com

Hasta la próxima...

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