Nuestros cuerpos tienen un trabajo orgánico que requiere cierto tipo de condiciones para trabajar en armonía, una de ellas es un estado de acidez adecuada.
Cuando las condiciones de acidez de nuestro organismo son altas el cuerpo se inflama y existe gran reproducción de virus y bacterias, y por tal enferma, aumenta sus niveles de grasa e innegablemente llegan patologías de diverso tipo.
Los alimentos como la carne, café, azúcar, harinas blancas y refrescos acidifican nuestro cuerpo gravemente, lo ideal es no comerlos, sin embargo, podemos hacerlo con conocimiento para darnos esos lujos alimentarios sin perjudicarnos, por ejemplo, cada vez que coma carne consuma al terminar dos cucharadas grandes de salvado y un vaso grande de té de papa (el agua donde se hierven las papas para cocerlas), éste es extremadamente alcalino y diluye el ácido de la carne, además absorbe otros ácidos y los saca de su cuerpo.
Esta sencilla receta le quita los mayores peligros a la carne, y si aparte consume diez miligramos de ateromixol eliminará de su cuerpo toda la grasa de esa carne y otras grasas.
El salvado envolverá a la carne y aumentará las contracciones peristálticas de sus intestinos provocando una digestión tal como si hubiera usted consumido ensalada, y las evacuaciones serán de esa forma también; si aparte toma leche de almendras enzimáticas una hora después de la comida, ésta, que es hiperalcalina, limpiará cualquier residuo de carne en los intestinos.
Sistemas como este nos permiten darnos ciertos lujos alimentarios y vivir sanamente. Tenga usted la seguridad que para cada alimento pernicioso existe una trampa científica aceptable para generar limpieza.
Le sugiero, sobremanera, leer y estudiar el libro de la antidieta para obtener valiosísimos conocimientos alimentarios que lo llevarán a vivir una vida alejada de las enfermedades. Lo ideal es no comer mal, pero si decidimos hacerlo, hagámoslo usando trucos válidos. Volvamos integrales nuestras comidas, es muy sencillo. Hasta la próxima...