¿QUIERES MÁS O TE GUISO UN HUEVO?
Son ya once juegos en los que la Selección Nacional de México no puede derrotar a la de los Estados Unidos fuera de nuestro país. Diez en territorio gringo y uno en el Mundial de Japón/Corea.
Lo increíble del partido del miércoles pasado en Houston, Texas, es que en los diez encuentros anteriores fuera de México los nuestros sólo habían anotado un gol, por medio de Andrés Guardado en la final de la Copa Oro del año pasado, ¡un gol en diez partidos! Y hete aquí, que Johnny Magallón (parece nombre de licenciado chicano, de esos que dizque te arreglan tus problemas de taxes) mete dos goles en un solo juego, es decir un defensa central anota más goles en un juego, que todos los delanteros alineados por diferentes entrenadores aztecas a lo largo de casi una década. Sólo a nosotros nos pasa compadre.
Por cierto, esa derrota en la final de la Copa Oro margina a México de participar en la próxima versión de la Copa Confederaciones, esta competencia cada vez más atractiva que se juega un año antes en la sede del Mundial, en este caso será en Sudáfrica. El representante de Concacaf será el mejor del área: los Estados Unidos de América.
Los gringos no juegan bonito, juegan práctico y bien. Por cierto, ya basta de la cantaleta de siempre por parte de los dinosaurios de la crónica nacional, de que “la mejor forma de vencerlos es en base a nuestra picardía”, “ellos no tienen técnica, sólo se basan en su fuerza física”, “hay que tocarles el balón, que es lo que sabemos hacer”. ¡Pamplinas! El jugador norteamericano hace tiempo que ha adquirido la técnica suficiente para meter cambios de juego largos, donde el receptor baja el balón y lo pone contra el césped para darle continuidad a la jugada. No se tientan el corazón, ni se les llena el cerebro de telarañas a la hora de definir en el arco rival.
Ejemplos: Landon Donovan, Michael Bradley, que es el hijo del técnico pero vaya que justifica sus convocatorias, Beny Feilhaber y Clint Dempsey. Los demás se defienden según la misión asignada, de hecho los gringos tienen más “europeos” que nosotros.
Mención aparte en la escuadra que dirige Bob Bradley es la nueva joya del futbol del Continente Americano, se llama Jozy Altidor, nacido hace apenas 18 años en Livingston, Nueva Jersey, de padres haitianos, portaba el nueve en el juego del miércoles, hizo un gol y por momentos volvió loca a la zaga mexicana. El Real Madrid en esa labor de búsqueda de diamantes en bruto, es decir jovencitos a punto de reventar en superestrellas y por ende costar una carretada de euros, está cerca de fichar al joven Altidor justo antes que su precio sea descomunal.
Volviendo a nuestra Selección, la verdad que ya no te queda nada de consuelo, si en los dos goles de los gringos fallaron nuestros principales estandartes, en el primero Memo Ochoa, mostrando una vez más una alarmante ineficiencia en los balones por alto, y no nos referimos a la posibilidad de evitar el remate del “Mandingo” Oguchi Onyewu, sería mucho pedir, sino cómo dejó que se generara la jugada, al no poder cortar un balón que venía de saque de manos.
En el segundo gol, Rafa Márquez (que se significa en dar malos partidos contra los norteamericanos) se pierde en la marca y es superado por el chavito Altidor que remata con autoridad de cabeza.
Si Ochoa y Márquez fallan, si la línea media se muestra igual de creativa que un escritor o escritora de telenovelas y a todo esto le agregas que tenemos un técnico sumamente mediocre y miedoso, oye, eso de meter a “Sinha” y a Giovani a jugar 20 minutos y el colmo, uno de nuestros jóvenes que mejor anda actualmente, César Villaluz, ingresó a cubrir los tres minutos de reposición. Así ni cómo hacerle compadre. Fue un amistoso, pero lo peor se avecina, en estos momentos no vemos cómo nuestros menores de 23 años tengan los arrestos suficientes para conseguir uno de los dos boletos para asistir a los Juegos Olímpicos de Pekín. Hugo pon tus rizos a remojar.