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La Columna de Rosell

Rafael Rosell

EL DRAMA VISTO DESDE ENFRENTE

Una lección importante nos debe dejar el partido del domingo en Puebla. Y me refiero al periodismo y a los aficionados, porque al entrenador y a los jugadores del Santos les quedaba claro que “La Franja” no iba a resultar ningún pichón. Creer que con presentar un cuadro mejor acomodado (según el gusto de cada quien) era una garantía de triunfo, es ingenuo.

Seamos claros, sin Castillo, Figueroa y Ludueña, todas ellas ausencias obligadas, las posibilidades de vencer a un equipo que está apostando salvarse a base de atacar al rival, motivados por un técnico que nos recuerda a otro eximio actor de la banca llamado Rubén Maturano, con un grupo de marginados desesperados que nos recuerdan aquella película “Doce del patíbulo” o “Dirty dozen” en inglés.

José Luis Sánchez Solá, el famoso “Chelís”, sin importar en qué ciudad esté jugando, empuja a su horda a la victoria sin andarse con medias tintas. Entonces, visitar a este equipo, y con las ausencias ya mencionadas, las posibilidades de escapar con el triunfo eran limitadas. Que si debió de entrar fulano, que porque sacó a zutano, es retórica desperdiciada, con los elementos que contaba Daniel, los acomodara donde los acomodara, el empate al final de cuentas es muy bueno, contra un equipo irresistible, es decir, tarde o temprano terminaría por ahogarte, de hecho los que debieron de salvarse de la derrota de milagro no eran los poblanos, sino los laguneros.

Es obvio que si no cuentas con la presencia de Ludueña no tienes un arma importante para contrarrestar a un equipo que se te viene al abordaje como piratas hambrientos, un antídoto es parar el juego ¿cómo? reteniendo el balón y provocar faltas reiteradas para romper el ritmo del rival, y para eso el “Hachita” se pinta solo.

El agujero negro que se creó entre la media y la delantera santista no hubiera existido si Ludueña gravitara por ese lugar. Normalmente los equipos forman tres líneas, Santos sólo tenía dos, ocho defensas y dos delanteros.

Decir que el equipo empeoró con la entrada de Barrera y García sería injusto, estos jugadores junto con Santiago son relevos para preservar las cosas, no para mejorarlas, y como Santos de principio a fin fue continuamente superado por las embestidas poblanas, al final de cuentas se rescató un empate que tenemos que llamarlo extraño, porque fue el Puebla quien dramáticamente evitó la derrota, pero el sabor que deja este partido es que los Guerreros contaron con una enorme suerte, y sin Ludueña su coeficiente intelectual sufre una dramática caída.

Ahora, Santos no perdió señores, no perdió, es increíble cómo a unos colegas en su afán de demeritar al equipo y a su técnico se les escapa decir cosas como: “por eso Daniel es culpable de la derrota”. No exageren compañeros, no exageren.

Puntos positivos: se mantiene el segundo lugar general, y con las derrotas de Atlas, Monterrey, Atlante y América, todos rivales de grupo, la distancia con el segundo lugar es de cinco puntos y con el tercero de seis, acuérdense que primero o segundo de grupo es lo mismo, igual calificas a la liguilla en forma directa.

Con el punto conseguido en Puebla se llega a 125 puntos en la tabla del descenso sacándole 25 al Veracruz que tiene 100 y restando 24 por disputarse; Daniel Guzmán y sus muchachos han conseguido su objetivo principal, salvarse matemáticamente. Se es segundo en ofensiva con 17 goles sólo uno debajo de las Chivas. Octavo entre las mejores defensivas, sólo dos abajo del cuarto lugar, que es Chiapas.

Para el domingo reaparece Rafa Figueroa, que vio cortada una racha de 47 partidos consecutivos como titular y no sólo es su presencia en sí, sino lo bien que se acomoda con Ortiz. Esto aunado a la probable reaparición, si no en todo el partido al menos unos minutos del “artista” Ludueña (fíjense que de ahora en adelante le voy a llamar “artista” a Daniel Emmanuel en homenaje a don Alonso Gómez Uranga), Santos puede mantener su status no sólo de invencible, sino de temible en el Corona, cuando recibe a Jaguares y su ataque Ba-Ba-Ba, Adolfo Bautista, Lenilson Batista e Itamar Baptista.

Hablando de la defensa de Santos, cuando Mario Ortiz, del Puebla, anotó con tremendo tiro el gol al minuto 18 del segundo tiempo, rompió una seguidilla de 333 minutos sin permitir anotación de Oswaldo Sánchez y sus compañeros. Lo paradójico es que antes de iniciar la racha recibió tres en Guadalajara y ahora otros tres para terminarla en la Angelópolis.

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