MÉXICO-GHANA NO ES PRONÓSTICO
Mañana miércoles, en el país que vio nacer el futbol, la Selección de Hugo juega contra una potencia africana, Ghana. Entre la Semana Santa y la fecha del partido en Londres no hubo tiempo para aplicar un cese fulminante al fracasado de Sánchez, por lo tanto, aunque sea un juego de carácter amistoso, puede estar implícita la permanencia de Hugo en el Tricolor, jugando razonablemente bien y sin perder contra los ghaneses le daría un salvoconducto al defeño, y lo más importante, enfriaría los ánimos de los dueños del balón para la reunión del día último de este mes, donde se pondrá sobre la mesa la cabeza de Hugo con todo y sus bien cuidados rulos.
El escenario es el Craven Cottage Stadium, en el barrio de Fulham, enclavado en la mítica Londres. Será la segunda ocasión en que Ghana y México se enfrenten, la anterior ocasión fue en el Pizza Hut de Houston el primero de marzo de 2006, cuando dirigidos por Ricardo La Volpe vencieron a los africanos uno a cero con gol de Guillermo Franco, por cierto, llamado por Hugo para el partido de mañana.
Los aztecas jugarán por novena vez en tierras inglesas, donde nunca han ganado, dos empates contra Francia y Uruguay en el Mundial de 1966, cuatro derrotas contra la selección de Inglaterra y dos más contra Corea en los Olímpicos del 1948 y en un amistoso cayeron ante Irlanda en 1966.
Llama la atención que ahora sea México quien tenga que recurrir a rentar una cancha en Europa para facilitar la llegada de sus futbolistas enrolados en el Viejo Continente, situación que parecía privativa de grandes potencias como Argentina o Brasil.
Antes que nada somos mexicanos y siempre queremos ver ganar a nuestra Selección, por eso hacemos oídos sordos de los que nos dicen “ojalá pierda México y ‘gachote’ para que corran a Hugo”, no, no señores, ojalá gane México y deje una gran impresión en tan atractiva vitrina como es la cancha del Fulham, y si esto marca una serie de grandes resultados y exhibiciones del equipo de Hugo, pues qué bueno y todos contentos. La triste realidad es que la duda ensombrece cualquier optimismo.