SANTISTAS, NO TEMÁIS
Existe, se reconozca o no, un cierto temor entre los seguidores santistas por el enfrentamiento contra los Rayados en las semifinales del Clausura. Se habla de que el equipo regiomontano viene embalado y sobre todo motivado. Si hay algo de lo que han carecido los equipos de Monterrey es precisamente eso, la actitud y motivación, el deseo de ganar y no sólo de vegetar como lo han hecho en inumerables ocasiones. Ahora Lavolpe, con la ayuda de sus “incondicionales” Jared, “Cabrito” y Luis Ernesto, han contagiado al equipo regio de un renovado brío que los llevó a eliminar categóricamente al líder Chivas, cómo estaría la cosa que el Guadalajara sólo había permitido catorce goles en 17 jornadas y en sólo dos juegos de cuartos de final se tuvo que comer ocho.
En Monterrey hablan de la angustiante manera en que Santos eliminó al Necaxa y dirán seguramente que fue con ayuda arbitral, está bien, de eso se trata, de crear un ambiente favorable a tu equipo. Aquí en La Laguna se analiza la manera en que Rayados eliminó a las Chivas, sobre todo en el partido de ida, con la expulsión de Ramoncito, el penal inexistente a Suazo, la forma en que se desbarató la oncena de Efraín Flores en el de vuelta, concediendo facilidades increíbles a la artillería norteña.
Creo firmemente en un Santos totalmente diferente del que enfrentó a los Rayos, Monterrey tratará de liquidar la eliminatoria en su casa, anotando el mayor número de goles posible, por lo tanto tendrá que provocar grietas en su defensa, como ocurrió contra los de Aguascalientes cuando los Guerreros empataron a uno en el Corona y se colocaban 3-2 en el global, Benítez y compañía encontraron espacios y no terminaron goleando a los necaxistas porque se atravesaron los postes y el “Gato” se sublimó.
El sistema tendrá que variar ahora contra Monterrey de acuerdo, pero ningún sistema del mundo da resultado si los jugadores no están finos o en condiciones físicas ideales y ponemos dos ejemplos, Édgar Castillo, un lío de jugador, hace todo lo que se tiene que hacer para colocarse en zona de peligro para el rival y cuando viene precisamente lo que separa al buen jugador a los del montón, lamentablemente falla, lo hizo en el de ida y en el de vuelta contra el Necaxa, es joven y eso está en su favor, pero si sus ambiciones son de trascendencia importante para su carrera, debe de ser menos atrabancado y no bajar la mirada justo cuando tiene que definir la jugada ya sea para pasar o para anotar, en su descargo protagonizó la mejor jugada de Santos el domingo pasado cuando le sirvió un balón de oro a Fernando Arce que terminó estrellándola en las piernas de Omar Ortiz.
Lo de Castillo pasa por bajarle de revoluciones, pero lo de Ludueña es un bajón físico notorio, “Hachita”, no está para noventa minutos y se nota. Es un hecho que mientras más actividad tenga se va recuperando y el territorio guerrero espera que precisamente contra los regios explote de nuevo el Ludueña genial, el Ludueña líder que guíe a sus compañeros a no perder por lo pronto en el Tecnológico (esto seguramente significaría anotar más de un gol) y el domingo en el Corona que los Rayados sean los presionados.
Buena semifinal con el marco de un clásico, dicen que final adelantada, no le faltemos al respeto a Gladiadores y Cementeros.
A los Rayados les llaman el equipo sensación de esta liguilla, ¿se acuerdan de Toros Neza en el Invierno 96? Eran la sensación, se disfrazaban con máscaras del innombrable entre otros personajes, la televisión los adoraba, eliminaron goleando al superlíder Atlante, como el Monterrey a las Chivas, hasta que llegaron a las semifinales y se toparon con el Santos Laguna y se acabó el corrido.
Yo sigo montado en mi macho, y por eso te repito y te motivo: “Yo voy a ser campeón… ¿y tú?