Hoy inicia la Copa Europea de Naciones y una vez más me encuentro en medio de una polémica con amigos que por descontado dan por hecho que veremos un futbol excelso, y de pasada minimizan y critican al futbol mexicano con aquello de “ahora sí vamos a ver futbol de verdad y no la caricatura que se juega en nuestro país”. Como decían nuestras madres y abuelitas “ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”.
Estamos de acuerdo que las posibilidades de gozar de un buen espectáculo están más cerca de darse en un partido entre Holanda e Italia que otro entre Tecos y Puebla, por supuesto que sí, ahí no admite discusión alguna. Lo que sí me parece exagerado es dar por hecho que por ser un juego de la Eurocopa ya es un partidazo: ¿Suiza-Turquía?, ¿Grecia-Suecia?, ¿Austria-Polonia? Por favor, estos tres ejemplos lo más seguro es que nos arrojen juegos donde el músculo domine más que la imaginación y por lo tanto prefiramos hacer la siesta que seguir el ir y venir de estos esforzados futbolistas que sólo nos garantizan despliegue físico y poco, muy poco, talento en el terreno.
Las últimas ediciones de esta competencia se han caracterizado por un futbol más bien gris, hasta culminar con un digno campeón para un futbol especulativo, Grecia. Los griegos antepusieron férreas marcas, correr como locos con o sin balón y muy pocos goles a balón parado, concretamente en tiros de esquina, así se deshicieron de Francia, campeón defensor, en cuartos de final, uno a cero, en semifinales su víctima fue la República Checa, lo mismo, corner y adentro, uno a cero, llegaron a la final contra el anfitrión Portugal y para no variar al minuto 57 tiro de esquina Angelos Karisteas remata y uno a cero, marcador que prevalecería hasta el final, campeón Grecia, le llamaron el campeón humilde, de acuerdo a un futbol terriblemente humilde que le alcanzó para ser el monarca europeo.
El heroico capitán (así lo llamaron) Theodoros Zagorakis lo describió así: “después de que marcábamos nuestro gol lo defendíamos con uñas y dientes, en lugar de cansarnos corríamos más”, conmovedor, pero no nos confundamos si llamamos héroes a los integrantes de una selección humilde, sí, pero ultradefensiva y donde apuestan por un gol para luego defenderse a ultranza, estamos mal, caballeros, muy mal.
Hacemos votos porque a partir de hoy veamos en promedio un futbol vertical y que caigan muchos goles, de todos colores y sabores, que los artistas sean los que se luzcan y no los atrincherados.
Estos son algunos virtuosos a seguir, de ellos depende en gran parte que el futbol desplegado en las canchas de Austria y Suiza sea digno de tan bellos países: Zlatan Ibrahimovic, de Suecia, Adrian Mutu, de Rumania, Andrea Pirlo, de Italia, Rafa van der Vaart, de Holanda, Franck Ribery, de Francia, Euzebiusz Smolarek, de Polonia, Luka Modric, de Croacia, Michael Ballack, de Alemania, Nihat Kahveci, de Turquía, David Silva, de España, y, por supuesto, donde están apostadas todas nuestras esperanzas de que el arte se apodere del balón, Cristiano Ronaldo, de Portugal.
Ve los juegos sin ningún prejuicio y si no te gusta no temas en decirlo, tira a locos a los que te digan que no sabes de futbol porque te atreves a criticar un bodrio futbolístico, así sea protagonizado por vacas sagradas del futbol europeo, futbol es futbol, bueno o malo, no importa en qué continente se juegue.
P.D. A ver si no extrañan la magia y la sofisticación que aportan los latinoamericanos y africanos a otras competencias.
