Hace muchos años, siendo yo un niño observaba con cierta regularidad el paso de un hombre adulto afectado de sus facultades mentales por la cuadra donde yo vivía.
Esta persona subsistía de lo que le daban las gentes de buen corazón, y digo de buen corazón, porque su aspecto debido a su condición era deplorable y no todas las personas vencían su aversión hacia él y se acercaban a ayudarlo, con todo y que era tranquilo y respetuoso.
No sé cuál era su nombre real, pero un amigo mío le puso el apodo de “Jovenazo”, al verlo una de las esporádicas ocasiones en que alguien humanitariamente, lo bañaba, recortaba su pelo, lo afeitaba y le cambiaban su ropa vieja y sucia por ropa buena y limpia. Dando por tanto de momento una presencia más joven a la que habitualmente tenía, por la dura vida que el destino había deparado para él.
Me llamaba la atención sobremanera, que siempre lo seguía un perro “criollo” de pelo liso, de colores negro y blanco, quien siempre estaba pendiente de su amo, y lo seguía fielmente por su recorrido diario, sin fijarse cómo los “humanos” en su aspecto, condición económica, es más sin siquiera esperar comida de su amo, ya que los dos tenían que recorrer grandes distancias atenidos únicamente a su suerte y al buen corazón de sus ocasionales benefactores, que les daban de comer.
El buen amigo era manso y noble, pero a su vez fiero y celoso de cuidar a su amo de personas hostiles que los corrían, a los dos amo y perro, pues por su aspecto daban una mala imagen y no deseaban que se sentaran a descansar afuera de sus casas.
Pasaron los años, no sé exactamente cuántos, pues para un niño el tiempo como medida de precisión, no tiene importancia, lo cierto es que la rutina de ver de vez en cuando a este personaje seguido siempre por su fiel amigo duró seguramente, varios años.
Hubo ocasiones en que por alguna escaramuza con otros perros, o apedreado por alguna persona, el “buen amigo” resultaba herido, y fiel a su amistad su amo dentro de sus posibilidades y entendimiento limitado por su condición, lavaba sus heridas con alguna manguera, que de manera ocasional regaba algún árbol.
En otras ocasiones lo vi cargando a su perro por alguna lastimadura de sus patas, mientras éste se recuperaba.
Un buen día, vi pasar solo al perro, y esto se repitió por algunas ocasiones más, es decir pasaba el “buen amigo” sin su amo, y yo como niño no alcanzaba a entender el ciclo duro de la vida, es decir que todo lo que vive, algún día muere. Tiempo después también solo, enfermo y triste el fiel compañero y buen amigo terminó su paso por esta vida y yo en aquellos entonces prefería creer que en la otra vida volverían a estar juntos amo y perro.
Ahora siendo adulto, no estoy seguro de lo anterior, ni si entre las personas, pudiera existir una amistad tan desinteresada, y que únicamente termine con la muerte. Desde entonces, de cuando en cuando, recuerdo la enorme amistad que se tuvieron aquel personaje de mis recuerdos y su fiel perro “el buen amigo”.
Y ahora para terminar una gota de filosofía.
Si pretendes vivir mucho, entonces cuídate y ten paciencia.
ADÓPTANOS
Somos “Ivanna y Toto”, buscamos una familia que nos adopte, nos quiera y nos cuide. Somos excelente compañía y “buenos amigos”.
Ivanna: Hembra, (izquierda), un año, vacunada y esterilizada, muy agradecida, noble y cariñosa. Ayúdame a encontrar un hogar, no te arrepentirás.
Toto: Macho (derecha), 1.5 años, todas sus vacunas, esterilizado, excelente guardián, ladrador, agradecido, noble e inteligente. Busco un hogar donde me quieran y me cuiden, adóptame.
Anímate no lo pienses más, adopta un amigo leal e incondicional sin costo alguno, sólo envíanos un correo a:
miguel_daviladavila@hotmail.com
O comunícate al 0448711-794544. Si tu intención es adoptar una mascota y no te contestamos de inmediato, deja un mensaje corto y tan pronto sea posible nos comunicaremos contigo. Este número telefónico es para personas interesadas en adoptar, no contamos con un refugio físico para recibir animalitos. Esteriliza a tu mascota.
No olvides llevar al día el esquema de vacunación de tu mascota. Identifícala con una placa que contenga información básica en caso de extravío, no permitas que se convierta en una estadística más de muerte en la calle. Si por alguna razón tienes una mascota no deseada no la abandones en la calle, no la condenes a muerte si ésta no logra encontrar un lugar seguro donde no la agredan, donde pueda protegerse del frío, y donde pueda encontrar agua y alimento. Demos el ejemplo a nuestros hijos, tomemos decisiones responsables.