Quizá su margen de victoria, tanto en votos electorales como populares, lo blinde hasta cierto punto en contra de ese tipo de presiones. Pero de cara al futuro, más le vale al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, que le preste oídos y atención a un grupo que ya empezó a hacer ruido: los latinos.
Y es que el voto hispano se inclinó de manera aplastante por Obama: dos de cada tres sufragios de los votantes latinos fueron para el mulato. Lo cual le ayudó a ganar estados en donde la moneda estaba en el aire, como Colorado. Insisto, no los necesitó mucho a la hora de la hora. Pero de cara al futuro, sería mejor que se pusiera las pilas y atendiera a lo que piden los hispanos.
El cabildeo y capacidad de presionar por parte de los inmigrantes de origen latino, históricamente, no había sido muy efectivo sino en un estado clave: Florida, con su nutrida y muy ideologizada comunidad de origen cubano. Pero ahora nos hallamos con que hay una docena de entidades norteamericanas en donde el peso del voto latino puede inclinar la balanza. Y en aquéllos en donde fue determinante para el triunfo de Obama, ya están haciendo ruido para que éste pague sus deudas.
Hace unos días, varios grupos latinos se manifestaron por que fuera Bill Richardson, el popular gobernador de Nuevo México, de madre mexicana y que habla perfecto español, a quien Obama debía escoger como secretario de Estado. De esa forma, sería un descendiente de hispanos, que entiende los problemas de Latinoamérica, quien quedaría a cargo de las relaciones exteriores del Imperio. Y, desde el punto de vista de quienes lo apoyan, ello sería un cambio refrescante en relación con lo ocurrido durante los últimos ocho años… o más.
La respuesta del equipo de Obama fue cauta: se estaban estudiando todas las posibilidades, se sopesaban a muchos candidatos… incluida la antigua rival del hoy presidente electo, Hillary Clinton.
En este rubro, Obama tiene que andar de puntitas. Escoger a Richardson no parece mala elección… pero implicaría desairar al electorado favorable a Hillary, que no quedó muy conforme con que ésta no hubiera sido elegida como candidata a la vicepresidencia.
Por otra parte, otros grupos hispanos de presión exigieron conocer la política migratoria que seguiría Obama, para ver si habían hecho bien en darle su voto de confianza… y el otro. Después de todo, McCain había sido coautor de una reforma migratoria comprensiva y humanitaria, que no fue aprobada. En ese sentido, ¿qué les hubiera convenido más a los hispanos? ¿No se sentirán luego decepcionados?
Son de las deudas que tarde o temprano tendrá que enfrentar Obama. Y que de una u otra forma, habrá de pagar.
