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La elección de McCain

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

En estas fechas, en otros tiempos, un columnista tenía la inevitable obligación de hablar del Día del Informe Presidencial. En aquellos no tan lejanos entonces, se debatía qué haría el Todopoderoso, qué novedad nos traería, que nuevo susto nos pegaría, después de las bromas siniestras de 1976 y 1982. El 1º de septiembre era un día muy especial, que se aguardaba con una muestra de escepticismo, indolencia y pánico.

Pero ya no es así. De hecho, oficialmente ya no será así, simplemente porque el presidente no tendrá por qué enfrentarse al Honorable (¡Ja! ¡Ja, ja, ja, ja!) Congreso de la Unión, ni para agradecer aludes de aplausos más falsos que la edad de una gimnasta china; ni para aguantar los denuestos, interrupciones y ordinarieces que para algunos legisladores sin seso pasan por valentía y entereza política. Por eso el comentario de este día tendrá como referente un lugar muy lejano y una personalidad muy distinta a la del ocupante de Los Pinos y sus aguerridos contrincantes. Hoy hablaremos de la frígida Alaska y de una mujer de 44 años. Que suponemos no es frígida, aunque vaya uno a saber: caras vemos, pasiones no sabemos.

Y es que John McCain, el virtual candidato republicano a la Presidencia norteamericana, le dio una sorpresa a medio mundo el pasado viernes, cuando anunció que su compañero de fórmula no sería compañero, sino compañera. Y además, una virtual desconocida, la gobernadora de Alaska, Sarah Patin, una auténtica desconocida para quien no habite por aquellas gélidas latitudes o no sea un oso grizzli.

Primera cosa que llama la atención: ¿Alaska? Ese estado ha sido firmemente republicano desde que me acuerdo, cuenta apenas con tres votos electorales, y por lo mismo importa tan poco y se da tan por sentado, que ningún candidato presidencial lo ha visitado (de nuevo) desde que tengo memoria. Si McCain necesita arrebatarles votos a los demócratas, esa movida no parece tener mucho sentido.

Segunda cosa que llama la atención: una mujer relativamente joven (de acuerdo, de acuerdo: toooodas las mujeres son relativamente jóvenes), sin mayor experiencia ni perfil nacional, que en su casa la conocen y le hablan de tú. Si McCain quiso compensar su género y edad para atraerse votos frescos, la verdad no parece un gambito muy inteligente.

Tercera cosa que llama la atención: con esa elección, McCain no le da por su lado a una buena porción de los descontentos dentro de su propio partido, que hubieran preferido un tipo duro repleto de testosterona y bien corrido a la derecha. Luego veremos si esta opción le rinde a McCain. Por lo pronto, y a ojo de buen cubero… pareciera que McCain ya dio la elección por perdida. Llámenlo, si quieren… intuición masculina.

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