Una mujer saudí fue detenida y encarcelada durante varias horas por la policía religiosa o "Mutawa" de su país por haberse permitido tomar una taza de café con un colega de trabajo en un restaurante público de Riad.
Yara, de 40 años y madre de tres hijos, trabaja para una importante compañía de la ciudad de Yeda (oeste) y fue enviada por sus superiores para inaugurar una nueva sucursal de la empresa en la capital, relata el diario "Arab News" en su página web.
Por algún problema en la electricidad de la nueva sucursal, Yara decidió salir acompañada de un colega sirio a tomar una taza de café en un restaurante del mismo edificio, donde los dos fueron detenidos por miembros de la "Mutawa".
Acusada de estar en compañía de un varón "no pariente", algo prohibido en Arabia Saudí, la mujer fue trasladada a una sede de la "Mutawa", donde fue retenida durante varias horas sin poder contactar con su marido en Yeda.
Allí se le obligó a firmar un documento en el que confiesa que estaba en "julwa" (compañía de un hombre no pariente), antes de ser trasladada a la sección de mujeres de la prisión de Malaz.
Yara relata que uno de los miembros de la "Mutawa", una institución religiosa cuyo nombre oficial es "Comisión para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio", le dijo que su marido "no es un buen hombre", por permitirle viajar de Yeda a Riad sin estar acompañada de un varón de la familia y por dejarla estar en "julwa".
"Le dije que soy una musulmana fiel y madre de tres hijos, que no hacía nada malo y que mi marido sabía dónde estaba y qué hacía", dijo la mujer al diario, y subrayó que al principio rechazó firmar ningún documento, pero que fue obligada a hacerlo.
"Yo soy el Gobierno", le dijo el agente de la "Mutawa" que la detuvo, tras decomisar su teléfono móvil para que no llamara a su marido.
En la prisión de Malaz fue sometida a un interrogatorio, y se le comunicó que su colega sirio, un experto en economía, había sido también detenido, tras admitir que "solía salir con ella a tomar café" en lugares públicos, dice la publicación.
Yara permaneció en esa cárcel hasta que el marido, Hatem, director ejecutivo de otra empresa, llegó a Riad para sacarla de la prisión, después de que un amigo le informara por teléfono sobre la detención de su mujer.