La Entrevista

Nombre: Florencio Rodríguez Loera

Edad: 52 años

Escolaridad: Ingeniero en Sistemas de Producción

Especialidad: Meteorólogo

Estado Civil: Casado (26 años)

“Quiero que conozcan al Florencio que se preocupa por la salud de la gente, que los fines de semana va a visitar y platicar con los enfermos”.

Más allá de la persona que se ha hecho famosa por dar el clima en casi todos los noticiarios de radio y televisión, Florencio Rodríguez mostró la otra parte de su personalidad al dejarnos ver su lado humano y sensible, firme y decidido, pero a la vez endeble y sentimental. Que está estudiando la maestría en Recursos Naturales, que es el primer voluntario para donar sangre, que cuida de su salud pues está dentro del Programa de Donación de Órganos; al de la infancia difícil, al que camina solo por las calles y que visita a los enfermos de los hospitales para darles ánimos de seguir viviendo.

¿Por qué visita a los enfermos?

“Me nace todo eso, no me gusta ver a la gente sufrir. Para mí lo más duro es que le griten a una mujer o que ofendan a un niño; me desagrada la prepotencia, pero lo que más me gusta es llevar una esperanza y ayudar a un niño que no puede hacer una tarea de Matemáticas”.

¿Tuvo alguna vivencia personal parecida?

“Yo tuve una niñez muy pobre, me tocó sentir el calor de Chihuahua de 45 grados, anduve descalzo y me acuerdo cuando me quemaba los pies que hasta lloraba y no sabía ni dónde esconderme, me tenía que meter debajo de los mezquites, era una situación desesperante. También sentí el frío que calaba y que me curtía la piel. Me acuerdo que en tercer año de primaria yo no tenía para zapatos y la directora paró el desfile de la escuela para regañarme delante de los demás niños, reclamándome que porqué no tenía respeto a la bandera, y era porque andaba descalzo. Eso me hizo sentir muy mal y me fue dejando huella”.

¿Cómo fue abriéndose camino en la vida?

“Quedé huérfano desde los diez años, mi papá murió por problemas de corazón, yo fui de los niños que se iban a la escuela sin desayunar, tomaba puro café en la mañana. Ya en la Preparatoria me tenía que ir de ‘raid’ todos los días, pero fue cuando encontré la oportunidad para irme a trabajar al sur del país porque se abrió una plaza y así fue como empecé a trabajar. Cuando estaba allá me di cuenta que había gente con los mismos problemas que yo, pero había mucha tristeza en los hogares, maltrato familiar y yo veía a mi mamá reflejada en ese ambiente cuando lloraban las mujeres solas. Fue cuando me empecé a acercarme para platicarles y darles unas palabras de aliento, sobre todo a los niños que quedan traumados por esas cosas”.

¿Qué proyectos tiene?

“Me siento muy contento cuando hago una obra, pero no quiero que eso se dé a conocer, siento una gratitud muy grande cuando ayudo a una persona, como a un inválido a cruzar la calle. Florencio tiene un gesto serio, pero por dentro es una persona distinta, que ahorita está estudiando la maestría en Recursos Naturales. Tengo 30 años de servicio y me siento todavía joven, pero mi siguiente paso es dar clases de Matemáticas para ayudar a los niños, eso es lo que me gusta”.

¿De verdad va a dejar esto?

“Tengo que dejarlo, hay personas que tienen mucho talento y que tienen que llegar a este lugar, pero no sé cuándo porque yo quisiera seguir trabajando en esto porque me gusta la meteorología; pero también quiero seguir ayudando a la gente”.

¿Cuál es la mayor satisfacción que le ha dado ayudar a la gente?

“En una ocasión me mandaron llamar de emergencia del hospital, yo iba nervioso porque creí que se trataba de alguien cercano, me pasaron a donde estaba toda una familia que me saludó y me metieron a una sala donde estaba una señora muy enferma, que pidió como última voluntad conocerme porque me escuchaba cuando daba el clima en las noticias. Ella se puso muy contenta y a mí me llenó de satisfacción porque después de eso, ella se recuperó”.