El escultor Luis Montelongo forma parte de la plantilla de La Casa del Artista. (Fotografías de Érick Sotomayor)
Desde pequeño, Luis Ernesto Montelongo quedó cautivado de la escultura, su padre fue ebanista y de ahí aprendió a manejar materiales como la madera para realizar sus creaciones.
Originario de Zacatecas, Montelongo llegó a esta ciudad desde los nueve años de edad y desde entonces ha residido aquí, ha habido muchos cambios en su vida, pero una constante siempre fue su interés por la escultura: “Me gustó desde niño, había un primo que siempre usaba mucho una navaja y una madera que era muy suavecita, entonces yo empecé a jugar también con eso, y en el taller de mi padre, ahí empecé a hacer la talla pero me incliné más por la escultura. Fue por instinto”, dice el escultor.
Y sí que se trataba de un fuerte instinto ya que platica que desde los 13 años éste fue un oficio que le hechizó: “A veces me desvelaba hasta las 5:00 de la mañana, tallando, haciendo piezas de escultura”.
De ese entonces a la fecha Montelongo ya tiene desde 1982 trabajando de manera formal.
Algo que pocas personas saben es que también es un amante de la música:
“Estudié guitarra clásica y violoncello”, y es por eso que no duda cuando compara: “Para mí una escultura monumental es como una sinfonía”.
Y cada día le gusta más lo que hace: “Esto se me ha ido desarrollando”, y confiesa que sí hubo un parteaguas en su vida en el que definitivamente optó por vivir del arte: “Tenía un negocio, pero hubo una época en el que lo dejé y me dediqué completamente a la escultura, eso fue en 1986”.
El creador continuó con su trabajo y le fue dando frutos: “Empecé a hacer obra pública me comenzaron a hacer pedidos, dando clases también; y empecé a vivir de esto”, y de hecho dos de sus obras se encuentran en la iglesia de San Pedro Apóstol de esta ciudad.
La Casa del Artista es el espacio al que pertenece Luis Montelongo quien fue uno de los primeros miembros del grupo en ser convocados: “Yo fui uno de los primeros invitados cuando estaban por terminar la casa”.
Y confiesa en que como casi todos los habitantes estaban acostumbrados a trabajar solos el comienzo fue un poco difícil: “Al principio como que uno está acostumbrado a estar en su taller, en donde tengo los elementos para fundir cristal, bronce, he realizado talla en mármol, escultura en madera, en terracota, vidrio sobre terracota, vidrio sobre vidrio, cristal solo; y normalmente está uno acostumbrado a estar en su ‘guarida’ como comúnmente dicen, pero yo creo que La Casa del Artista sí es muy importante para nosotros porque aquí es donde podemos proyectar nuestro trabajo y queremos que sepan que habemos gente que trabajamos en esto y que vivimos de esto”.
Montelongo considera que su trabajo es su mejor medio de expresión y no tiene un material favorito en específico a la hora de trabajar: “Uno de mis objetivos es combinar todos los materiales, voy a combinar lo que es bronce con cristal, voy a hacer piezas de cristal sólido, pero para mí todos los materiales son importantes, es una combinación, pero sí me gustaría llegar a una calidad como la que tiene el murano, como la que tienen en Suecia, ése es mi sueño”.
Mientras tanto, como habitante de La Casa del Artista, asegura que él seguirá buscando otras formas de expresarse con la escultura: “Para mí el arte es como un lenguaje, no necesitas explicarlo, sólo mostrarlo”.
Y para conocer el trabajo de Luis Montelongo los laguneros pueden acudir a La Casa del Artista, ubicada en Independencia 220 Ote.