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La formación permanente, una demanda social

rolando cruz garcía

La educación continua es vista en la actualidad como una respuesta a los fracasos de la educación tradicional y a las promesas incumplidas de la tecnología, se presenta desde los inicios del vertiginoso avance de los adelantos tecnológicos y constituye además una reacción natural al avance de la ciencia, la información y la revolución del conocimiento, en donde ya no basta con lo que se sabe a partir de la formación base, también llamada inicial.

“La formación continua se contempla en el mundo actual como una necesidad, que todos los hombres tienen de adaptarse constante y cotidianamente a un mundo cada vez más complejo, más incierto, más cambiante” (Evaristo Fernándes, Madrid 1987). A este respecto el autor menciona que, filosóficamente el hombre es una esencia inacabada y una existencia imperfecta, por lo que la formación continua se presenta como una necesidad intrínseca, que todo ser humano tiene para adaptarse de manera constante al universo en general y a su medio circundante en particular.

Es también el reconocimiento de la necesidad de ensanchar los límites del tiempo tradicionalmente reservado a la educación. La situación del mundo actual, constantemente transformado por la evolución científica y tecnológica, exige que la educación dada a un individuo, para acompañar su vida, sea un proceso continuo que le permita una constante adaptación.

La aceleración de estos cambios es también una constante, ante tal situación, le es difícil al hombre moderno mantenerse actualizado para que el mundo siga siendo siempre inteligible para él. Esta exigencia deja a los métodos educativos tradicionales como absolutamente ineficientes e ineficaces.

En la última parte del siglo XX, pudimos constatar que muchos adultos se quedaron con un grado muy bajo de instrucción y el entorno social en el que se insertan les exige cada vez más un complemento a su educación base o inicial.

Dentro de los objetivos que la formación continua persigue, destaca la de preparar al hombre (y al profesorado por añadidura) para que viva procesos de adaptación real, continua y contextuada, para enfrentar el mundo con todas las complejas características que nos presenta.

Otro objetivo no menos importante es el de volver a “pescar” a los individuos hacia la vida académica, (presencial, semi-presencial, no presencial o virtual) lo que nos permitirá a su vez promover y superar a dichos individuos y a todos aquellos que por alguna razón se estancaron o no pudieron sacar provecho de su enseñanza base.

Para lograr implementar este enfoque de la formación permanente, la comunicación de los saberes no puede seguir encerrada sólo en su dimensión informativa, sino que además: debe formar y educar, debe ser un acto de realización personal, de promoción social, un acto de culturización, de adaptación y renovación profesional y debe tener en cuenta las motivaciones y las exigencias sociales, profesionales y familiares de los individuos y de la sociedad en su conjunto.

Bajo esta perspectiva lo realmente urgente no es llevar a los individuos a adquirir sólo una cantidad importante y relevante de conocimientos, sino que interesa ahora enseñarles a aprender, ya que tendrán que hacerlo durante toda su vida, desarrollando flexibilidad en el aprendizaje y un saber ser que les permita adaptarse cada vez más fácil y rápidamente a las nuevas circunstancias que la vida les depare.

La enseñanza escolar, debido a la extensión de los conocimientos y a sus aplicaciones en el mundo social del trabajo, es insuficiente a lo largo de una carrera profesional, esto aunado a la rápida desactualización de los conocimientos adquiridos y a la constante evolución profesional, lo que hace que se reconozca la ineficiencia de nuestra actual pedagogía.

Por estas razones es preciso educar al hombre a lo largo de toda su vida y prepararle para vivir como ciudadano, cuando en realidad la educación tradicional abandona al individuo cuando más necesidad tiene de ella. Además se reconoce que la educación debiera acompañar al hombre en su desarrollo psicosomático, en todas las fases de la vida y en todas las circunstancias, permitiéndole vivir una existencia auténtica.

Para lograr lo anterior es necesario que la estructuración de nuestra pedagogía busque satisfacer las necesidades del hombre ya como un trabajador, un padre de familia, un ser social, reconociéndoles como insuficientemente instruidos y sin cualificación profesional para poder ocupar mejores empleos; empleos que exigen conocimientos técnicos más avanzados y para que alcancen una cierta promoción social. Para ello la educación no debe abandonar al hombre a la salida de la escuela, debierá acompañarlo a lo largo de su existencia.

De todo lo anterior surge la necesidad de implementar sistemas que desarrollen la educación continua y las capacidades de los sujetos, preparándole para enfrentar las variadas situaciones que le pueden surgir día a día, en lugar de transmitirle conocimientos cada vez más específicos, cuyo período de validez es imposible de prever.

Agradezco sus comentarios a: rolexmix@hotmail.com

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