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La hipocresía

Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“El lenguaje político […] está diseñado para hacer que las mentiras suenen veraces y el homicidio respetable”.

George Orwell

El PRD en el Distrito Federal, presidido por Alejandra Barrales, publicó ayer un desplegado en periódicos que se titulaba: “¡La incapacidad de Calderón para rendir cuentas a la nación!”. El texto se describía a sí mismo como un “pronunciamiento” del PRD capitalino en torno “al informe presidencial previsto en el Artículo 63 constitucional” (sic, es el Artículo 69).

El documento apuntaba: “El PAN ha traicionado la transición hacia la democracia en nuestro país y con ello, se ha colocado (sic) irresponsablemente a México en una profunda crisis política y de gobernabilidad… Un síntoma evidente de esta crisis, es (sic) la incapacidad de Felipe Calderón de presentarse ante el Congreso de la Unión y brindar un informe republicano, transparente, responsable, sensato y a la altura de la grave situación nacional.” (¿Nadie ha enseñado a los perredistas a no usar la coma antes del verbo?)

Al parecer Barrales y los otros líderes del PRD en el Distrito Federal no se dieron cuenta de que fueron los legisladores de su partido los que presionaron para que no continuara el viejo formato del informe de Gobierno. Ellos interpelaron todos los discursos presidenciales desde 1988, se pusieron máscaras de puerquito en las sesiones del Congreso, impidieron que el presidente Vicente Fox entrara al pleno el 1 de septiembre de 2006 y en 2007 llegaron a un “acuerdo” para no tomar la tribuna y salirse del pleno a cambio de que el presidente Felipe Calderón se comprometiera a no leer un mensaje presidencial.

Ahora resulta, sin embargo, que para el PRD en el Distrito Federal el informe sin presidente es producto de “la incapacidad de Calderón para rendir cuentas a la nación”. Los perredistas deberían, por lo menos, tener el valor de reconocer que este nuevo formato es en buena medida obra suya. En política, sin embargo, la hipocresía va siempre de la mano de la intransigencia.

Una encuesta realizada por María de las Heras, y publicada ayer por el periódico Milenio, señalaba que el 57 por ciento de los encuestados estaba a favor de que el presidente acudiera al Congreso y leyera su informe. En contraste, sólo el 35 por ciento se expresaba satisfecho con un informe que se mandara sólo por escrito. Quizá por encuestas como éstas, el PRD capitalino ha decidido culpar al presidente Calderón de una situación que es en buena medida resultado de una presión del propio PRD.

Uno podría pensar que el presidente se beneficia de no tener que participar en un acto político acartonado y aburrido. El mandatario, efectivamente, ha sacado el máximo provecho posible de la nueva situación al ofrecer una serie de anuncios de televisión de cinco minutos en las noches, con los cuales ha buscado presentar los temas fundamentales de su informe. De hecho, es muy probable que mucha más gente haya visto y escuchado al mandatario en estos comerciales que en una ceremonia tradicional de informe presidencial.

Pero si el jefe del Ejecutivo ha sabido aprovechar las nuevas reglas del juego, la República ha salido perdiendo. Por eso las encuestas señalan que la gente prefiere el formato anterior. Los ciudadanos no son tan tontos como lo piensan los legisladores. Se dan cuenta de que la clase política les ha arrebatado la oportunidad más importante en el año de escuchar al presidente en un acto formal de rendición de cuentas.

Los legisladores, sin embargo, también han salido perdiendo por este cambio de formato. Los medios de comunicación no mostraron ayer ningún interés en la apertura del periodo ordinario de sesiones de la legislatura. Solamente el Canal del Congreso, a través de sistemas de televisión restringida, transmitió el acto. La paradoja es que ni siquiera los canales del Gobierno, el 11 y el 22 en la capital del país, quisieron romper con su programación habitual para mostrar esta sesión inaugural de la legislatura. Tan poco interés había en el acto que al comenzar la sesión sólo estaban presentes 440 de los 500 diputados y 105 de los 128 senadores. Y durante los discursos, muchos de ellos estaban hablando por teléfono o conversando entre ellos. Los legisladores querían acallar al presidente, pero terminaron por acallarse a sí mismos.

Es legítimo que un partido de Oposición ataque al presidente, pero no que lo haga recurriendo a la mentira. Y esto es lo que ha hecho el PRD capitalino de Alejandra Barrales –que hay que distinguir del PRD nacional, más moderado y sensato- al cuestionar la supuesta “incapacidad de Felipe Calderón de presentarse ante el Congreso de la Unión”.

¿DEFENSA DEL AMBIENTE?

Ayer entró en vigor la nueva Ley que, con la excusa de una supuesta protección al ambiente, prohíbe el ingreso a la Ciudad de México a los autos foráneos de las cinco a las 11 de la mañana de lunes a viernes. La Policía capitalina, sin embargo, no sólo permitió ayer mismo una decena de manifestaciones de grupos políticos, que desquiciaron el tránsito y aumentaron la contaminación, sino que las apoyó con cortes a la circulación que complican todavía más el tránsito y aumentan la contaminación. ¿Con qué cara puede el Gobierno capitalino decirnos que para proteger el ambiente limita los derechos de quienes viven fuera de la Ciudad de México, cuando protege y promueve las manifestaciones que tanto afectan la limpieza del aire?

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