En entrevista el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Carlos García Carranza, consideró preocupante el aumento de la violencia y que la capacidad de reacción de las corporaciones sea inferior a comparación de los hechos de sangre que ocurren en Durango.
El Siglo de Durango
La violencia ha rebasado a las autoridades de los tres niveles de Gobierno en Durango, afirmó el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Carlos García Carranza, al sostener que la inseguridad crece mientras los hechos vinculados al crimen organizado yacen en absoluta impunidad.
García Carranza señaló que los duranguenses padecen la agresión a sus derechos y la vulneración de su estabilidad no sólo por la presencia del crimen organizado de manera cada vez más cotidiana, sino por la falta de reacción del Estado para enfrentar esta situación.
El Ombusdman en la entidad consideró necesario que intervenga el Ejército Mexicano de manera evidente en el medio rural, en la Sierra y en las zonas urbanas de Durango, pues la inestabilidad que se registra en la entidad requiere acciones contundentes para regresar la calma a los ciudadanos.
El Presidente de la CEDH concedió una entrevista a El Siglo en la que admite que la entidad es una de las más damnificadas con la lucha contra el narcotráfico en México, pues los grupos delictivos han salido de sus regiones por la reacción policial y han venido a ocupar plazas que antes eran tranquilas, como Durango.
¿Cómo van las cifras de las personas desaparecidas que son reportadas ante la CEDH?
“En ese rubro nosotros ya no hemos tenido un conocimiento directo. Lo hemos tenido por los medios o por la Procuraduría de Justicia que nos informa, pero el fenómeno que se está dando ahorita es como el fenómeno que se presentó ayer (el martes): La balacera en pleno Centro de la ciudad”.
¿Y usted a qué atribuye esto?
“Es a consecuencia de las acciones que está emprendiendo el Gobierno Federal, de atacar centros donde no tenían control sobre la delincuencia organizada, entonces ataca la autoridad estos centros y los integrantes de esas plazas se empiezan a reubicar a otras ciudades que en un tiempo fueron muy tranquilas, como Durango. Tenemos el ejemplo de aquí de Durango, Colima, Aguascalientes, donde ya se ve común este tipo de hechos”.
¿Qué reacciones ha habido por la presencia de militares en la Sierra?
“Aquí hay que separar esto en dos aspectos: Primero, hay que ver qué tan necesaria es la presencia de los militares, y en ese sentido yo creo que en estos momentos sí es muy necesaria, pues el crimen organizado ya rebasó a las instituciones policiacas.
“Ahora, la segunda parte de la respuesta es que nosotros sabemos que los militares no están preparados para hacer labores policiacas, sino para hacer tareas de combate, entonces, obviamente la reacción que tienen ellos es diferente a la de un policía.
“Aquí lo que hay que hacer es que los militares hagan su trabajo y se retiren a sus cuarteles lo más pronto posible, cuando ya se haya equipado, instruido, capacitado y reforzado a las demás corporaciones”.
Pero, también se dice que las mafias se escudan en la gente para quejarse de la presencia del Ejército en una zona, ¿no es así?
“Es que la delincuencia organizada es una superestructura que abarca las autoridades, las comunidades alejadas y la gente de esas regiones, porque incluso si usted viaja a las comunidades de Tamazula, allá los niños traen radios de alta frecuencia y les advierten a los delincuentes ‘va una camioneta’. Hacen vigilancia también ellos.
“Es un control que se da en donde participa la sociedad entera, porque la gente participa pues no tiene de otra: O la matan o la corren, pero lo más común es lo primero, así que para evitar eso participan con la delincuencia, porque además la derrama económica (del narco) es muy importante”.
¿Y qué hacer, licenciado, porque la sociedad es agredida por la delincuencia y por corporaciones policiacas que actúan con excesos también?
“Por eso nosotros somos un contrapeso para el actuar de las corporaciones. Es decir, siempre hemos pugnado porque se combata a la delincuencia, ya que el no combatirla es una omisión y también es una violación a los derechos humanos.
“Pero, ahora, cuando ellos tienen que combatirla es cuando deben hacerlo con respeto a las leyes para que no trasgredan los derechos de las personas y por eso se nos malinterpreta de que defendemos a los delincuentes, pero lo que defendemos es la presunción de la inocencia hasta que se demuestre lo contrario”.
Por último, ¿qué opina del argumento policiaco de que los hechos se vinculan al crimen organizado y por eso se quedan sin esclarecer?
“No, no, no. Aquí la autoridad está obligada a investigar y a esclarecer los delitos, pues aunque el autor o la víctima de una ejecución por ejemplo sean delincuentes, se deben investigar estos asuntos hasta sus últimas consecuencias.
“Sin embargo, hay muchísimos hechos de violencia y no se ha resuelto ninguno. Es más, en todo el país creo que no se ha esclarecido ninguno. Lo que significa que las autoridades policiacas no tienen el mínimo control de la delincuencia organizada”.
