Su nombre viene del latín mater, madre. Se encuentra por doquier en diferentes formas, pero está integrada por las mismas entidades básicas: los átomos.
Estos átomos pueden cambiar su estructura según sean la cantidad de calor, fuerzas eléctricas, campos magnéticos, reacciones químicas y presiones a las que esté sometida. Energía y materia son intercambiables y coexistentes. Todo hombre conoce por lo menos tres estados de la materia: sólido, líquido y gaseoso. De pocos decenios acá se estudia y se habla de un cuarto: el plasma.
Los estudiosos han descubierto hasta hoy que casi nada es realmente sólido, siendo el átomo mismo, en su mayor parte, espacio vacío. Su diámetro es de una mil millonésima de centímetro y su núcleo constituye el 99.9 de su masa total. Constituyen su núcleo protones y neutrones y fuera de él, girando a velocidades increíbles, los electrones.
Todos tres son idénticos a los de cualquier átomo. Las diferencias las da el número de ellos que interviene en su constitución.
El plasma, cuarto estado de la materia, aparece “cuando el tercer estado de ella, el gaseoso, ‘se calienta’ por encima de miles de grados… en este estado, las partículas se mueven sin freno con furiosa individualidad. El núcleo del Sol se eleva a 13 millones novecientos mil grados centígrados, controlar las partículas de plasma necesitaría temperaturas cercanas a los 100’000,000 °C”. Como ningún recipiente podría contenerlo, se intentó encerrarlo en campo magnético y se logró por segundos.
Los gases son elásticos, se mezclan y difunden entre sí. El aire es una mezcla homogénea de gases y en cualquier lugar del planeta contiene aproximadamente las mismas proporciones de nitrógeno, oxígeno y otros en mucho menor proporción. No tienen forma natural propia y se dilatan libremente para llenar cualquier recipiente. Su volumen cambia con su presión y temperatura. A menor presión se dilatan, a mayor presión se comprimen y calientan. Los gases fluyen igual que los líquidos, por ello se pueden transportar por tuberías.
Decimos que un gas, un líquido o un sólido son tóxicos, cuando desequilibran o extinguen la materia viva, lo que está ampliamente demostrado: vemos cómo plantas y animales enferman o mueren por el exceso o la carencia de ciertas sustancias ingeridas, inhaladas o tocadas. Igual que otros tipos de materia, la orgánica es susceptible al calor, a la presión, a las cargas o descargas eléctricas, químicas y seguramente magnéticas, con la de que tiene menos tolerancia que el átomo mismo. Para romper o transformar uno de ellos, se necesitan cantidades enormes de las fuerzas antes mencionadas. Los organismos son frágiles, por ello la importancia de conocer y respetar las condiciones que hacen posible la vida.
En todo el Universo los átomos forman gases, líquidos y sólidos según su cohesión: forman nubes estelares, soles y planetas; pero tanto como se sabe, la vida no es común, tampoco lo es que la apreciemos, no solamente con referencia a nuestra egocéntrica persona; no nos encanta el fenómeno en sí, su complejidad estructural y funcional. No importa si es única o no en el Cosmos, habríamos de admirar que existe, que nos ha tocado presenciarla y experimentarla con y por la añadidura de lo inorgánico. Como el agua, muchos compuestos nos nutren y nos determinan. Tenemos ojos porque hay luz, pulmones porque hay aire, etc. Somos resultado de una evolución sincrónica con nuestro ambiente, como los otros seres vivos.
Si el conocimiento, tan largo y costoso, se ha ido ampliando, que sirva para la vida no para su anulación.
La educación mexica no da al estudiante ni siquiera una idea de materia, energía, tiempo, espacio, cambio, conceptos obligatorios para situarse en la realidad. Pocos dan importancia siquiera a la Historia y la Geografía, así que se vetan miradas más profundas. ¿Cómo imaginar trayectorias deseables?: no sin conocimiento, capacidad de crítica, imaginación soportadas por bases científicas, éticas, prudentes y respetuosas. ¿Cómo, si se vienen desgastando las inmensas posibilidades con que cuenta el ser humano? La Ciencia, el conocimiento no debe ser de élite.
Se enseña para la subordinación al capital y la política y no para la sabiduría, la investigación, la creatividad. Mientras los científicos en otras partes han descubierto no sólo el átomo y sus componentes primeros, sino otras partículas subatómicas tan elementales como los neutrinos, los quarks, la antimateria, nosotros anhelamos que vengan maquiladoras o lo que sea, bueno o malo, que den trabajo; a cambio de salarios mínimos, entregamos al país y/o emigramos de él sin cambio orbicular por centurias, con la anuencia y regocijo de poquísimos ampulosos beneficiados imperialistas, nacionales y extranjeros.
Fuente: Ralph E. Lapp. La Materia. Ed. Colección Científica Time-Life 1983.