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La migración de guerrilleros

Las laguneras opinan...

Lucrecia Martínez

Los sucesos en Ecuador nos deben llevar a pensar en las grandes fallas de nuestros gobiernos para resolver los problemas que se presentan en una sociedad tan carente de oportunidades en donde reina el amiguismo y los contactos para poder ingresar a un trabajo decente y más o menos bien pagado. Un país donde la inversión se ve frenada muchas veces por actitudes anacrónicas de los sindicatos y movimientos de líderes acostumbrados a que el sistema los mantuviera, a cambio de mantener a los demás compañeros en la raya, triste situación que, en los famosos setenta años de paz y en los casi ocho del cambio, nada ha cambiado, y no nada más siguen las cosas igual, sino que la corrupción y la incompetencia se han disparado, con presidentes débiles e incompetentes.

La enorme desigualdad que impera en nuestro país es ancestral y la presencia de instituciones sólidas que al menos sean un paliativo, es nula, estamos dentro de una sociedad que está perdiendo la esperanza y la fe; no ven los jóvenes salida alguna, y las herramientas que proporcionan nuestras universidades desafortunadamente son muy deficientes, la educación pública no responde a las necesidades de conocimiento y habilidades.

Es por eso que integrarse a la política es el sueño de muchos ya que se ven como la oportunidad de hacer dinero, violar la ley y ser flagrantemente impune. Nunca había sido tan extremadamente delgada la línea entre el empresario y el político y para muestra Mouriño, que en el fondo parece despreciar a nuestro país ya que en el mes de enero participó en un foro en Miami y se ostentó como español, eso de ser mexican en Florida no da caché, y que su única gracia es ser amigo del presidente. ¿Dónde quedó aquella frase a campaña ¡todo el peso de la ley! Y así como la frase “las manos limpias”?, el colmo aún más fue que por instrucciones de la Presidencia los funcionarios del Gabinete lo defendieron, el día de ayer mismo en la conmemoración del natalicio de Juárez lo ubicó a su lado, en el Hemiciclo al lado del jefe de las Fuerzas Armadas, su amigo por encima de la sociedad y de la ley, la impunidad, siempre la impunidad y la discrecionalidad son las características de nuestros sistemas políticos.

Qué lejos está de un secretario de Gobernación, que es el encargado de la política interna y debe estar enterado de todo lo que sucede que pueda afectar a nuestro país. Desde luego anda muy ocupada con sus negocios personales y dando entrevistas a revistas insulsas, como “el chico superpoderoso”, su soberbia no lo deja pensar, desde luego no se iba a enterar que coterráneos nuestros, no suyos desde luego, andaban de guerrilleros en los campamentos colombianos en Ecuador.

Desde mi punto de vista no hay manera de disculpar a estos jóvenes, no hay justificación más que el ánimo de aventura, para afiliarse a las FARC. Su juventud no es atenuante, ¿qué idealismo puede haber en secuestrar a una candidata presidencial de Colombia ocho o nueve años? secuestran a gente inocente y los mantienen años en condiciones espantosas, matan con bombas a cientos de civiles y tienen nexos con el narcotráfico. Además reciben patrocinio de cientos de miles de petrodólares de Venezuela y la protección de Ecuador, ¿qué pensaríamos los mexicanos si fuese al revés?

A estos jóvenes, que se encuentran en territorio extranjero, cuya conducta participa en la desestabilización de un país amigo, contraviene el espíritu que siempre ha o había, prevalecido en la política exterior mexicana y por eso mismo, deberían ser juzgados en Colombia sin el menor miramiento, ¿que hubiera hecho México si el país agraviado hubiese sido Estados Unidos, andando uno de los nuestros de talibán? ¡Ni una palabra hubiera salido de su boca!

Imposible saber cuántos de estos jóvenes andan metidos en las guerrillas sudamericanas, pero lo que debe quedar claro es que si toman los riesgos tendrán que afrontar las consecuencias que su conducta derive, que sepan que la Bandera Mexicana no los protege, y que les quede claro que en el mejor de los casos no es por falta de voluntad, sino porque nuestro lábaro patrio no defiende a nadie, sirve para proteger un grupúsculo que está en el poder y su corte, nada más.

Pero si las cosas siguen así, en unos años será insostenible y la responsabilidad histórica de los gobiernos de los petrodólares que deberían traducirse en mejoras reales para la ciudadanía, con oportunidades a los jóvenes en el deporte, el arte, con fuentes de trabajo, becas reales para los jóvenes destacados, perderemos nuestra juventud, esa juventud de clase media mejor educada, que siempre ha sido motor de avance, que siempre ha sido esforzada, hoy sin acceso a nada por la falta de dinero en una sociedad que es lo único que importa, ante esta pérdida de fe en un futuro mejor, estará siempre como mejor opción la guerrilla y el narcotráfico.

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