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La Navidad en tiempos de crisis

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CRISTAL BARRIENTOS

La difícil situación económica mundial ha puesto a Santa Claus y a los Reyes Magos en un predicamento. Aunque muchas familias celebrarán hoy la Noche Buena y mañana la Navidad, lo harán con un presupuesto reducido en comparación con el de años anteriores.

Después de la medianoche, Fernanda correrá al árbol de Navidad para ver sus regalos. Aún no sabe que al abrir las cajas sólo encontrará dos de los seis juguetes que le pidió en su carta a Santa Claus, y es poco probable que los Reyes Magos se acuerden de traerle el resto.

Y no es que Fernanda se haya portado mal o sacado bajas calificaciones en la escuela. Tampoco peleó con su hermano Mario. Es sólo que la Navidad está en crisis y a Santa no le alcanzó el dinero para comprar su larga lista de regalos.

Miguel, padre de Fernanda, comenta que le duele no comprarle más regalos a sus hijos, pero en la empresa donde trabaja se escuchan rumores de que en enero habrá recorte de personal y ante el miedo de quedarse sin empleo, decidió ahorrar un poco por si se presenta alguna emergencia.

Con 31 años de edad, Miguel sabe lo que es una crisis económica. Tenía 17 cuando en diciembre de 1994 el peso comenzó a perder su valor. En ese entonces no comprendía de devaluaciones ni de déficit en cuenta corriente, sólo recuerda que en su casa la Navidad no fue la misma ese año ni el siguiente.

A diferencia de diciembre de 1994, cuando la gente se enteró de la noche a la mañana de la crisis económica en el país y el dinero no le alcanzó para pagar sus deudas, en 2008 aún hay tiempo para prever y priorizar, asegura el psicólogo Antonio Miranda.

Hace 14 años aumentaron los suicidios en un 30 por ciento y se elevaron los índices de inseguridad en México, “con este nuevo panorama económico, los especialistas prevén un aumento en los robos a transeúntes, casas y vehículos, y además habrá más gente deprimida”, señala.

La depresión, explica el psicólogo, es una enfermedad que aumenta en tiempo de crisis y afecta más a las personas que basan su autoestima en los bienes que poseen y en su capacidad de compra, pues no pueden llevar una vida llena de lujos y comodidades.

Sin embargo, las personas no quieren aceptar esa realidad: la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), estima que el 40 por ciento de las compras de Navidad y Fin de Año se hará con alguna tarjeta bancaria o departamental, lo que implicará iniciar 2009 con deudas.

Aunque ya mañana es Navidad, muchas personas acostumbran a hacer “compras de última hora”, hoy 24 de diciembre, por eso los centros comerciales ofrecen hasta 48 mensualidades de pagos fijos o sin intereses.

Sobre esta situación, Sergio Lara Galván, subdelegado de la Profeco en Torreón, comenta que “las mensualidades sin intereses tarde o temprano se convierten en una bola de nieve porque los pagos se acumularán en enero. Este es un buen momento para detenerse a reflexionar y no hacer compras compulsivas. Hay que priorizar las necesidades reales, ajustarse a un presupuesto y pagar las deudas”.

Si a pesar de la crisis económica, dice el funcionario, las personas están dispuestas a hacer regalos no sólo de Navidad sino de Fin de Año y Día de Reyes, es importante que por lo menos cuiden la forma en que comprarán, es decir, tratar de pagar en efectivo y guardar las tarjetas de crédito y departamentales.

“Antes de realizar alguna adquisición hay que comparar precios y calidad, aprovechar la competencia entre las tiendas departamentales. En esta temporada hay muchas campañas de compre ahora y pague después, pero hay que recurrir a ellas lo menos posible”.

Al respecto, el psicólogo Antonio Miranda comenta que este mes es ideal para prever y priorizar, además de tener claro qué es un deseo y qué una necesidad, “esta Navidad es un buen comienzo para cambiar cosas estructurales, es decir, si antes la gente compraba nada más porque podía, ahora puede hacerlo pero de una manera responsable”.

Y es que la crisis también es sinónimo de oportunidad, “el problema es que en México esta palabra tiene un significado trágico. En 1994 las personas vivían en un estado de idealización porque pensaban que nuestro país formaba parte del primer mundo y de un día para otro se dieron cuenta que estaban equivocados, en cambio ahora desde hace meses nos están avisando que tendremos problemas económicos y esto da tiempo para prever”.

NIÑOS EN AUSTERIDAD

Cuando Miguel recibió su aguinaldo estuvo tentado a comprar todos los regalos que Fernanda y Mario querían, pero al final escogió unos cuantos de la lista, “le escribieron su carta a Santa con tiempo pero lamentablemente el dinero no alcanzó; preferí pagar lo que debía y ahorrar algo porque no sé si en enero voy a seguir en mi trabajo”.

Si bien los niños no entienden el significado de una crisis económica, el psicólogo considera que los padres deben explicarle a sus hijos que hay una situación difícil y por lo tanto no podrán tener las mismas comodidades de antes.

No es necesario, agrega, darle a los niños una cátedra sobre crisis y recesión económica porque ni siquiera los especialistas en finanzas ni los funcionarios del Gobierno saben explicar cuál es la verdadera situación del país ni las consecuencias que habrá.

“Los niños no van a entender el concepto de crisis como tal pero claro que tienen la capacidad de comprender que hay una situación de emergencia y que no podrán tener las cosas de antes ni regalos lujosos. Algo muy importante es educarlos con el ejemplo porque si ellos ven que sus padres sacan las tarjetas de crédito para comprar cosas y más cosas, no van a creerles cuando les digan que hay una situación económica difícil”.

Esta Navidad, considera el psicólogo, también es una buena oportunidad para enseñarles a los niños a cuidar sus cosas porque si descomponen sus juguetes y los papás les compran otros de inmediato, jamás aprenderán a valorar ni a ser responsables, y menos a vivir con austeridad.

“Los niños se pueden adaptar a nuevas situaciones como es el hecho de que si en otras navidades recibían todos los regalos que querían ahora se tendrán que conformar con unos patines en lugar de una bicicleta. El problema es que el pequeño sale a la calle y ve que su vecino trae una moto y entonces pregunta ‘¿por qué él sí y yo no?,’ y lo que no sabe es que los papás del otro se endeudaron más para ese regalo porque tampoco tenían para comprarlo”.

EL COSTO DE CELEBRAR

Para esta Navidad, la mayor parte del aguinaldo ya habrá desaparecido de las carteras, pero como falta la cena de Fin de Año y la visita de los Reyes Magos, todavía es tiempo de seguir algunas recomendaciones para afectar lo menos posible al bolsillo.

Un sondeo realizado entre 310 personas por el departamento de Brújula de Compra de la Profeco, reveló que más de 90 por ciento de los encuestados festejarán Navidad y Año Nuevo con un gasto promedio de 600 pesos en cada cena.

Más de la mitad de los encuestados (55 por ciento) respondió que gastará unos mil 300 pesos en la compra de regalos, la tercera parte (36.1 por ciento) surtirá los juguetes con un desembolso promedio de casi mil 800 pesos.

Al respecto, Sergio Lara Galván comenta que es importante que los consumidores se informen antes de realizar cualquier compra, “por ejemplo, mucha gente adquiere sus regalos en comercios ambulantes para ahorrar dinero pero debe saber que al final le puede salir más caro porque los productos resultan defectuosos y no pueden hacer válida su garantía”.

Pero lo más importante, considera el funcionario, es recordar que estas fechas son de convivencia familiar y no de gastos superfluos, “el problema es que se nos olvida y nos dejamos llevar por la publicidad y el momento. No sabemos cómo se va a presentar la situación más adelante y es importante presupuestar y cuidar los gastos”.

“Regale afecto, no lo compre” es un eslogan que utiliza la Profeco para exhortar a los consumidores a no hacer regalos caros en celebraciones como Navidad, Año Nuevo y Día de Reyes, además de otras fechas como el 14 de Febrero o 10 de Mayo.

En opinión del psicólogo Antonio Miranda esa frase le suena anticuada a las personas porque han aprendido que lo valioso es obsequiar, “y si regala algo barato significa que quiere poco, y si regala algo caro significa que quiere mucho”.

Por eso, agrega, a pesar de la difícil situación económica, los tres centros comerciales de Torreón están abarrotados en estas fechas, “somos una sociedad negadora que no se quiere dar cuenta que son tiempos difíciles en lo económico y en lo laboral, en consecuencia vemos las tiendas llenas y decimos ‘¿cuál crisis?’, pero porque por ahora la gente todavía tiene la capacidad de pagar aunque sea con tarjeta de crédito, el problema será en enero o incluso hasta febrero cuando no pueda liquidar sus deudas”.

Las fiestas de diciembre, dice el psicólogo, provocan una bola de humo y un embotamiento porque son tiempos de diversión, regalos, alcohol y comida, “pero enero viene con recortes, con deudas de tarjetas y pagos de colegiaturas, con alza en los precios y la incertidumbre de no saber si seguirá en su trabajo o no”.

En la vida cotidiana, dice, muchas personas ya comienzan a darse cuenta que hay una crisis porque el vecino perdió su trabajo, la empresa cerró una planta y se quedó con dos, la tienda de la esquina quebró y en el negocio despidieron a los empleados y la familia se quedó a cargo.

Es por eso que Miguel sí celebrará la Navidad y las fiestas que vienen, pero a diferencia del año pasado esta vez la cena será más sencilla y con menos regalos para sus hijos, “sé que los niños se van a poner tristes porque no tendrán todos los juguetes que querían pero si no me corren del trabajo tal vez los Reyes Magos se los puedan traer, ojalá y así suceda”.

Hábitos navideños

En esta temporada de compras, la Profeco da a conocer algunas cifras respecto al hábito de los consumidores:

La mitad de las personas (49.8 por ciento) acostumbra dar regalos en Navidad.

Un 54 por ciento compra sus regalos en tiendas de autoservicio departamentales.

Un 25 por ciento piensa gastar más de dos mil pesos en regalos.

Un 92.6 por ciento cocina la cena de Navidad en casa.

FUENTE: Profeco

No se deje llevar

En ocasiones, dejarse llevar por la alegría del momento y la tentación de los regalos, comidas y cenas, ocasiona una fuga de dinero o hasta sobregiros en las tarjetas de crédito, y para evitar lo anterior, la Profeco exhorta a tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:

Antes de comprar, haga una lista de los productos que requiere y cuánto está dispuesto a gastar.

Evite las compras por impulso. No todo lo que brilla es necesario.

Reutilice los adornos de años pasados, esto puede significar ahorro.

Si la preparación de platillos tradicionales no se ajusta a su presupuesto, planee menús alternativos.

En la medida de lo posible evite compras de último minuto, porque en ocasiones impiden comparar precios.

Si las compras de algunos bienes o servicios no son urgentes, pospóngalas, mejor aproveche las rebajas de temporada.

Guarde facturas y comprobantes de compra, por si se requiere de un cambio o devolución de algún producto.

Si desea presentar alguna queja o denuncia puede acudir a Profeco o llamar al Teléfono del Consumidor al 01800 468 8722 (larga distancia sin costo) o bien enviar un correo electrónico a asesorias@profeco.gob.mx

FUENTE: Profeco

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