Ante un teatro lleno, Ramón Shade y la Camerata de Coahuila compartieron una especial faceta de su trabajo como orquesta durante el concierto didáctico. (Fotografías de Érick Sotomayor)
Un espíritu renovado es el que muestra la orquesta en sus conciertos didácticos en medio de un ambiente lúdico y muy enriquecedor
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Un teatro lleno de niños, un ambiente dinámico, cálido y una nueva vitalidad fue lo que se vivió en el concierto didáctico que ofreció ayer la Camerata de Coahuila en su sede el Teatro Nazas.
El programa no pudo tener una mejor selección para los pequeños, lo cual fue evidente al ver su reacción ante la música la cual los mantuvo activos en todo momento, pero atentos, muy rítmicos y participativos.
A diferencia de otras presentaciones de este tipo, el de ayer se caracterizó por la directa participación del director de la Camerata, el maestro Ramón Shade, que al final de la jornada se convirtió en ídolo de los pequeñines que emocionados se lanzaron al proscenio del Nazas para estrechar su mano.
Shade dirigió de manera distinta a todas las demás veces, mucho más explícito, expresivo, flexible y jovial.
Y es que desde el principio se vio una gran actividad con la llegada de los camiones de las escuelas invitadas para esta ocasión, luego las maestras organizaron a sus grupos en filas para ingresar al teatro y tomar sus lugares.
El concierto inició con la bienvenida para todos los pequeños asistentes, y luego vino la música, iniciando el programa con Mozart y Rossini, que fueron bien recibidas por los presentes, pero los momentos más especiales del concierto se vivieron a partir de que Ramón Shade tomó el micrófono y se volvió casi como un amiguito de sus invitados.
“Veo que tienen ganas de ‘chiflar’”, y le contestaron con sus más estridentes y agudos silbidos. Desde ese momento un Shade diferente se reveló ante su hiperactivo público, y a un costado estuvo el narrador que fue Miguel Ángel García: “¿Que es un pizzicato?”, dijo el narrador, y para explicarlo el concertino de la orquesta mostró con su violín la manera en que se logra el pizzicato: estirando con los dedos las cuerdas del instrumento, y así interpretó un divertido fragmento del Jarabe Tapatío, con lo cual los niños rieron y aplaudieron al mismo tiempo.
Plink Plank Pluk, es la obra en la que el director de la orquesta invitó a los niños a que aplaudieran cuando él le diera “entrada”, explicando así a los asistentes cómo se da “entrada” a los músicos en las obras.
Sin duda la Camerata sorprende en los didácticos, chicos y grandes disfrutan al máximo. Shade los alborota con su luminosa energía y el narrador los vuelve a controlar contándoles divertidas anécdotas de los autores, los instrumentos y de las obras logrando captar su atención.