El Siglo de Durango
Canatlán, Dgo.- La pérdida de valores y sus consecuencias, traducidas en actos de violencia, alcoholismo, sexo, drogadicción y demás, se derivan de la desunión familiar, del afán lucrativo y del consumismo, consecuencia del ambiente en que vivimos.
Lo anterior fue expresado por el sacerdote de la Parroquia San Diego de Alcalá, Ambrosio Arámbula Herrera, tras señalar que la pérdida de valores no se puede atribuir sólo a un solo factor, sino al conjunto de situaciones que enfrenta el ser humano, pero que definitivamente la familia juega un papel fundamental en ese sentido.
“Esto viene desde la familia (valores), aunque el Gobierno, la Iglesia y las autoridades de Educación debemos de estar conscientes de fomentar y llevar a cabo la práctica de los valores”, argumentó el párroco de “la ciudad de las manzanas”.
PREOCUPACIÓN
“Es alarmante el ambiente de drogadicción que se enfrenta, del alcoholismo, así como del uso irresponsable del sexo… la muy fuerte indiferencia a lo religioso y a los valores por parte de los jóvenes”, remarcó en esta temporada religiosa.
Asimismo, consideró como urgente la necesidad que tiene la Iglesia Católica de dominio, ya que en la realidad que se enfrenta, a los jóvenes poco les importa lo trascendente, lamentó el entrevistado; por esa razón la institución religiosa que representa se ha visto obligada a implementar nuevas estrategias para llegar al interés de los “creyentes”, a través de la predicación en hogares particulares.
VIOLENCIA
El presbítero Ambrosio Arámbula Herrera, de la Parroquia San Diego de Alcalá, abordó con tristeza el tema referente a las violaciones a la dignidad de las personas, tras comentar que el clima de violencia en Canatlán es muy fuerte, aunque al parecer en las últimas fechas esto ha disminuido, pero que indudablemente esa entidad se ha hecho de fama de violenta.