Durango

La reconciliación de la vida familiar y la vida laboral

El Mundo del Trabajo

José Gerardo Ignacio Gómez Romero

La globalización, como fenómeno económico y social, está cambiando no solo la forma de ver, de vivir y conceptuar la vida, sino que, además, la manera de interactuar del ser humano en la convivencia con los grupos sociales en los que se inserta. En pocas palabras, este fenómeno ha modificando desde la manera de gobernar, hasta las formas de hacer negocios y el mundo del trabajo no puede quedar exento de estos cambios vertiginosos a los que está sujeta nuestra sociedad globalizada del siglo XXI.

Una característica importante y normal del mundo del trabajo actual, es la integración de la mujer a la vida productiva, cosa que en el México de nuestros padres difícilmente se veía, pues la mujer normalmente se dedicaba a la administración del hogar y a la educación de su familia, actividades de por si titánicas, desgastantes y en ocasiones poco valoradas.

La necesidad de complementar el gasto familiar y de ofrecer un poco más de oportunidades a los hijos, entre otras cosas, orillaron a las mujeres a abandonar su hogar para salir a trabajar. Al insertase al mundo productivo, lo hizo de una manera desfavorable con respecto al hombre, pues desgraciadamente vivimos en una sociedad sexuada y dominada por los varones. Además de todo esto, al terminar su jornada de trabajo, al regresar a casa, hay que cumplir con las obligaciones que dejó pendientes. Todo esto cambió radicalmente la vida familiar, trastocó la forma de interrelacionarse de todos los miembros de la familia.

A partir de estos hechos, los hijos de esta generación, terminaron acompañados y educados por los abuelos en el mejor de los casos y, en la mayoría, entretenidos por la televisión o aconsejados en la calle por “buenos amigos”, ya que los padres, por la necesidad económica, permanecen en sus centros de trabajo. Esta lejanía del hogar y del acompañamiento familiar, no solo cambió las reglas familiares, sino que caló profundamente en la manera de entender y de vivir los valores y de interactuar en la sociedad.

Hoy nos quejamos de los grandes males que aquejan a nuestra sociedad, de la falta de valores y de cómo la inseguridad cunde en nuestra comunidad. La respuesta a todo esto se encuentra en la formación familiar, en los valores que antes se vivían y se transpiraban. Si queremos encontrar soluciones a los grandes males que aquejan en nuestra sociedad, hay que volver los ojos al México de antaño, donde el calor, el amor y la corrección maternal nos daba luces de cómo hacer las cosas y de cómo esforzarnos más por conseguir lo que anhelábamos.

Tenemos que hacer un llamado para que en conjunto autoridades, empresarios y trabajadores iniciemos un movimiento por buscar la reconciliación de la vida laboral con la vida familiar. Hagamos un esfuerzo por difundir el que los padres convivamos más tiempo con nuestros hijos, porque las empresas den las facilidades para esta convivencia. Si esto no sucede así, entonces no tendremos derecho de quejarnos por que las cosas no cambian.

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