Jimulco es un vocablo náhuatl que derivó de la palabra Ximulcux y significa viento fuerte. Sin embargo, también es una de las áreas naturales protegidas más importantes de Coahuila que representa el primer modelo de gestión a nivel nacional originado y dirigido por ciudadanos con interés por conservar la biodiversidad de la región.
Todo comenzó cuando un grupo de empresarios saqueó plantas desérticas que provenían del Cañón de Jimulco. Es evidente que los recursos naturales son un patrimonio nacional, además, son recursos que mantienen intrincadas relaciones fisicoquímicas y biológicas que conservan el flujo de energía y el ciclo de la materia en constante reciclaje. ¿Qué significa esto? Que los recursos naturales mantienen servicios ambientales importantes y delicados que en conjunto, han mantenido a más de una generación lagunera al influir en la calidad y cantidad de agua disponible, al cambiar la composición del aire filtrando las partículas de contaminantes y al brindarle un paisaje y una riqueza natural de orgullo nacional.
Cuando ocurrió el saqueo de plantas, un grupo de habitantes y ejidatarios emprendió la búsqueda de apoyo para solicitar información y respaldo de una estrategia de conservación de la flora y fauna del Cañón. Con tropiezos y zancadillas, el propósito de conservar Jimulco se vio rodeado de académicos, activistas, funcionarios públicos y laguneros preocupados por su biodiversidad. Con apoyo de Organizaciones No Gubernamentales tales como la WWF (World Wildlife Found), universidades y Ong’s de la región, se logró inyectar mayor esfuerzo para justificar el valor real de la Sierra de Jimulco y las necesidades de sus habitantes.
De esta manera, fue como se dio a conocer la existencia de uno de los rincones más desconocidos por los laguneros, la Reserva Ecológica Sierra y Cañón de Jimulco. Esta área natural protegida se declaró el 27 de junio de 2003. Se ubica en el extremo suroeste del estado de Coahuila y representa el 44% del municipio de Torreón. En esta región está representada una zona biológicamente rica de importancia incalculable. ¿Por qué incalculable? Por que aún existe un amplio desconocimiento de toda la vida que contiene. Se han identificado especies de plantas y animales cuyos rangos de distribución han sido mermados drásticamente restringiéndolos a esta región, se han reconocido especies únicas de las faldas de la sierra y se han detectado algunos organismos altamente amenazados por numerosas actividades antropogénicas.
Hay datos interesantes de destacar sobre la biodiversidad de Torreón. Dentro de la Reserva se reconoce la presencia de cerca de 20 especies de peces, 8 anfibios, más de 35 reptiles, más de 200 tipos de aves, más de 60 mamíferos y más de 250 plantas. De éstas, se reconoce al menos la presencia de 48 especies amenazadas y 50 especies endémicas para México. Tal vez estas cifras no son tan dramáticas como decir que en Torreón aún existen venados, coyotes, jabalís, pumas, sapos exóticos del desierto, reptiles únicos de México y aves típicas de los bosques templados; aún cuando estamos en medio del desierto.
Por esta clara razón, es indispensable que todos los ciudadanos de esta región tomen conciencia del papel ecológico que desempeña la Sierra de Jimulco y se reconozca la necesidad de incrementar la investigación en el área para fortalecer los esfuerzos de conservación y mejorar las prácticas de aprovechamiento sobre los recursos naturales. Quizá esto suena algo trillado, pero es importante destacar que la investigación biológica es una de las disciplinas científicas menos apoyada, pero con un potencial de desarrollo considerable.
Por otro lado, es necesario comunicar que gracias al apoyo en la facilitación de gestión y asesoría técnica de las acciones financiadas por los diferentes sectores gubernamentales, se logró que los habitantes del Cañón de Jimulco cuenten con más de dos millones de pesos en programas de reforestación y prácticas de conservación de suelo (entre otros). Estos recursos fueron dirigidos principalmente a los ejidatarios comprometidos con la conservación de la Reserva y fueron apoyadas por la Dirección de Medio Ambiente de Torreón, Biodesert A. C. y la Administración de la Reserva como parte de las funciones y compromisos adquiridos desde el año 2006.
Aunque falta trabajo por hacer y logros por cubrir, es evidente que la protección de la zona más conservada y diversa de Torreón ha sido funcional y ha comenzado a mostrar frutos. Frutos que son indispensables en materia ecológica para una región tan vapuleada por la intensa explotación de sus recursos naturales.