La veterana atleta rumana Constantina Tomescu-Dita convirtió el maratón femenino casi en su carrera individual y ganó holgadamente la medalla de oro a considerable distancia de sus más cercanas rivales. (AP)
La rumana Constantina Tomescu se proclamó nueva campeona olímpica de maratón y encontró el premio estelar a su dilatada carrera y a la valentía mostrada cuando decidió emprender la aventura en solitario antes de la mitad de la prueba.
La mexicana Madaí Pérez fue la mejor latinoamericana, como era previsible, y estuvo entre las mejores hasta que el ritmo de persecución a Tomescu fue demasiado alto. Cedió y concluyó en la decimonovena plaza, con un tiempo de 2:31:47.
Con 38 años, nacida en Turburea, Tomescu, Dita de soltera, logró el éxito más importante de su vida, puesto que hasta ahora se había tenido que conformar con el bronce en los Mundiales de Helsinki’05 y con el título universal, pero de medio fondo, en Edmonton’05.
Tras perderse los últimos Mundiales de Osaka’07 por una tendinitis en la rodilla izquierda, y con una mejor marca personal de 2:21:30, Tomescu dio una lección de arrojo y de confianza en las propias posibilidades.
Había sido vigésima en Atenas’04, pero en Beijing demostró ser la más fuerte con mucha diferencia. Asestó el golpe de gracia antes de la mitad de la prueba y se escapó sin desmayo para ganar con un crono de 2h26.44.
Llegó a disponer de más de un minuto de ventaja y al final gozó en la meta de un margen de 22 segundos sobre las otras dos atletas que completaron el podio y que se jugaron las medallas al esprint.
Revalidó la plata de Atenas la keniana Chatherine Ndereba, campeona mundial en Osaka’07 y en París’03, y el bronce recayó en la china Chunxiu Zhou.
La rumana, poderosa en su zancada, quería soñar y hacerse con la corona a los 38 años. No se rendía y ni siquiera el ritmo, ahora sí, de persecución impuesto por las chinas Xhunxiu Zhou y Xiaolin Zhu impedían que por el kilómetro 30 su ventaja fuera ya de 57 segundos.
Corta de forma, Radcliffe se descolgó del grupo de perseguidoras y aunque trató de resistir con su característico estilo, no pudo estar en la lucha en el momento clave y se descolgó, al contrario que Ndereba, que como siempre estuvo atrás pero que en el momento de la verdad aparecía en el lugar adecuado.
Su compatriota Martha Komu y Ndereba relevaban a las chinas a falta de siete kilómetros, cuando Tomescu, con una zancada amplia y potente y un braceo casi hasta aparatoso, disponía de 1:10 de ventaja en el km.35.
La rumana aprovechó un tirón inicial de Yelling para cambiar el ritmo de manera brusca e irse de manera irremisible para pasar ya en solitario el medio maratón (1:15:11).La rumana no acusó el desgaste de la aventura en solitario, y se dirigió al Nido con el poderío del que se sabe ganador, mientras que por detrás la lucha por la plata y el bronce quedó entablada entre las kenianas y las chinas.