El candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano, el senador por Arizona John McCain, acaba de cumplir 72 años. El viejo se ve fuerte como un roble, y ciertamente aparenta una edad menor. Quizá los años que pasó de vacaciones en el Hanoi Hilton, cortesía del Gobierno comunista de Vietnam del Norte, le fortalecieron algo más que el espíritu.
Sin embargo, durante los últimos años McCain ha tenido varios eventos (así les llaman los médicos malhoras y que quieren cobrar más) de cáncer en la piel. Que no han pasado de sustos más o menos mayúsculos. Pero que, de ello no cabe duda, se han manifestado recurrentes.
Y no sólo eso: en caso de ser electo (¡lagarto, lagarto!), McCain se convertiría en el presidente de más edad al entrar a su primer período presidencial. Ahí donde ven, Ronald Reagan era un pimpollo de apenas 69 años cuando recibió las llaves de esa horrenda construcción con facha de pastel de bodas que se halla en el 1600 de la Avenida Pennsylvania. Cuando dejó el poder, en 1989, tenía 77 primaveras. Y sí, sí se le notaban… especialmente cuando se quedaba dormido en las juntas de Gabinete.
El caso es que la salud del señor McCain se ha convertido, cómo no, en motivo de polémica. No se podía esperar menos en una carrera presidencial que, aunque con menos mala leche que las dos anteriores, no ha estado exenta de puyas traicioneras y patadas debajo de la mesa.
Algunos periodistas de tendencia liberal claman porque el equipo de McCain libere todo documento que tenga que ver con su historial de salud. Alegan que el público tiene derecho a saber cómo se encuentra un posible ocupante de la Casa Blanca. Estando las cosas como están, no sería nada recomendable dejarle la toma de decisiones a alguien que se preocupe más por sus esfínteres que por la situación en el Estrecho de Ormuz.
O peor aún: que una vez electo, quede para efectos prácticos inhabilitado, como ya ocurrió en el segundo período de Woodrow Wilson, cuando tras una embolia sufrida por el presidente (que no se hizo pública), Estados Unidos fue manejado, para efectos prácticos… por la Primera Dama. Que no lo hizo tan mal, la verdad.
Acá quien tomaría las riendas sería Sarah Palin, a quien muchos ven más como un estorbo que como un activo. Y eso le da ñáñaras a todo mundo, liberal o conservador, demócrata o republicano.
McCain ha dado acceso limitado a su historial médico. Los liberales, por supuesto, no están satisfechos. Ah, y Obama sólo ha proporcionado una especie de certificado de salud de su doctor. Sí, como el que llevábamos para que nos pusieran el examen que no habíamos presentado “por enfermedad”. Como se ve, la edad cuenta. Y no se mide a los dos candidatos con el mismo rasero.