Las actividades que se consideran sustantivas, son todas aquellas que podemos y debemos realizar, aprovechando la etapa de asueto escolar y que tanto nos ayudan a cerrar el ciclo que se termina, así como a preparar el periodo escolar por venir. Si bien es cierto que todos requerimos un merecido descanso, podemos reflexionar acerca de la planeación educativa o de las áreas del conocimiento docente que requieren formación, sobre todo antes de iniciar el periodo escolar que nos espera, entrando el año 2009.
La Planeación Educativa, se ha convertido en una de las actividades sustantivas más relevantes del quehacer educativo y debemos desarrollarla en esta etapa de asueto que estamos por iniciar, ya que nos permite visualizar el trabajo que nos espera el año entrante; coincidirán conmigo en que ya no podemos iniciar las próximas experiencias de aprendizaje de manera intuitiva o fortuita. No podemos enfrentar el ciclo escolar entrante al “ahí se va”.
Lo complejo de la planeación educativa, al analizarla bajo sus nuevos enfoques nos debe permitir comprenderla mejor, ya que los sistemas educativos existen mucho antes que el concepto de planeación fuera aplicado a ellos.
Las técnicas de planeación (y por lo tanto de optimización), se desarrollaron con propósitos industriales. Es quizá por esta razón que muchas técnicas de planeación industrial han sido trasladadas indebida o acríticamente al ámbito de la educación.
La planeación como tal, no se aplica a la educación misma sino al sistema a través del cual se imparte dicha educación. Evidentemente es más fácil planear el sistema educativo que la educación misma. El problema estriba entonces en planear los procesos educativos.
Al ser los sistemas educativos el objeto de la planeación, es necesario obtener información sobre lo que está sucediendo en el PEA (Proceso de Enseñanza–Aprendizaje), con la finalidad de influir en dicho proceso, buscando siempre mejorarlo.
Muchos de los esfuerzos pioneros de la planeación educativa se fueron en obtener información que no existía en aquel entonces, es decir informaciones cuantitativas, tan elementales como el número de alumnos, de maestros, de escuelas, de programas, etc.
Al mismo tiempo que se hicieron esfuerzos más sistemáticos por obtener información sobre los sistemas educativos, se empezaron a desarrollar las computadoras electrónicas y los software que permitieron manejar cuantiosos volúmenes de información.
Esto, introdujo una deformación inicial en el concepto de planeación educativa, de tal modo que los grupos encargados de la planeación se convirtieron en compiladores de datos estadísticos y cuantitativos, es decir en informadores.
Todavía hoy se confunde la planeación educativa con su aspecto estadístico. La información cuantitativa es indispensable, pero trivial una vez que se tiene; esta es una de las deficiencias más evidentes al momento de implementar las tareas de la planeación educativa.
En lugar de reflexionar profundamente sobre la educación, los rumbos que está tomando y qué debe hacerse con ella, tratamos de averiguar cada vez con mayor precisión cuántos alumnos hay a cada instante y en cada lugar y cómo se llaman las materias que se están impartiendo y nos olvidamos de los aspectos fundamentales.
Una rigurosa tarea de planeación educativa no puede concebirse sin una seria reflexión sobre lo que es la educación en una circunstancia cultural concreta.
La naturaleza de la planeación, se fundamenta en cuatro principios básicos: la contribución a la meta, es decir la elaboración de objetivos y propósitos bien claros y definidos.
La primacía de la planeación, ya que precede a la ejecución de todas y cada una de las otras funciones administrativas.
La extensión de la planeación; todos planeamos, sólo varía en el nivel de autoridad y en la naturaleza de la función a desarrollar.
La eficiencia de la planeación, que nos debe servir para hacer más con menos y hacer bien las actividades a la primera, sin errores, mediante el uso de todos los medios al alcance para el logro de los objetivos, normalmente se mide en el monto de su contribución para alcanzar las metas trazadas.
Por último mencionamos las fases de la planeación, que nos deben ayudar a su correcta aplicación: Diagnóstico, son todos aquellos elementos que nos permiten valorarlas condiciones en las que habrá de desarrollarse lo planeado, evidenciando las debilidades del PEA y privilegiando sus fortalezas.
Análisis del problema: se refiere a todos aquellos aspectos que requerimos considerar para incluirlos en lo planeado; aspectos a mejorar o cambiar hacia la mejora.
Diseño de las acciones: son todas aquellas actividades, técnicas, estrategias y procedimientos que deberán incluirse en lo planeado, con el fin de anticiparse a su puesta en marcha.
Implementación: es la puesta en acción de lo planeado, siempre procurando conservar su carácter procesal, es decir que la planeación debe tener en esta fase una naturaleza fincada en los procesos y no sólo en los productos esperados.
Evaluación: son todas las evidencias que podemos recabar en el proceso, con la finalidad de contar con criterios que nos permitan dar cuenta de lo logrado con la planeación.
Existe ahora una fase más que se ha incorporado en los nuevos enfoques de la planeación y es el de la retroalimentación (feedback), que nos permite contar con elementos fundamentales para realizar una nueva planeación; es aquí en donde se cierra el ciclo y vuelve a empezar, siempre en un incesante ejercicio planeador.
Hasta aquí podemos apreciar la gran cantidad de actividades que la planeación educativa nos propone al momento de irnos de vacaciones. En la siguiente entrega analizaremos los aspectos más importantes de la formación permanente del profesorado.
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