La presencia de drogas, a pesar del combate de las autoridades como el Ejército, ya no solamente afecta a ciertos estratos sociales, sino que llega a todos los sectores de la sociedad duranguense.
El Siglo de Durango
La droga no es racista, ningún vicio lo es. En Misión Korián, la clínica de rehabilitación que trabaja en coordinación con el Gobierno del Estado de Durango, entre los pacientes promedio siempre hay de todo, desde empresarios, profesionistas, mujeres, jóvenes, adolescentes.
La psicóloga Laura Rosales Rivera, jefa del Departamento de Admisiones del lugar, dijo que en la institución, para que un paciente pueda ingresar necesita cumplir dos requisitos: El primero es que no tenga algún daño a nivel cerebral a causa de lo que consume, “esto es cuando vulgarmente decimos que alguien ya se quedó ‘arriba’”.
“Sabemos que todos los pacientes van a llegar con un trastorno, pero estamos hablando de un trastorno psiquiátrico como es la esquizofrenia y el consumo. Pero el segundo requisito es el de la voluntad: Ningún paciente está ahí en contra de su voluntad”, expuso.
GRAVEDAD
Consideró necesario que en el tratamiento a los pacientes en centros de rehabilitación se dé una atención con dignidad, respeto y cariño hacia las personas enfermas de adicción que llegan en busca de ayuda para poder dejar su problema de salud.
“Nosotros no creemos en ningún método de agresión, ni físico ni verbal”, dijo tajante la especialista en psicología, quien está al frente del Departamento de Admisiones de Misión Korián, una instancia en la que lleva laborando ya seis años.
Agregó que el costo del tratamiento es de 60 mil pesos a los pacientes foráneos y a los locales de 45 mil pesos, pero aclaró que el modelo que usa Korián es el mismo y el único autorizado por Oceánica en todo el país, aunque en Oceánica cuesta 160 mil pesos el mismo esquema de rehabilitación.
Las familias
Laura Rosales, jefa del Departamento de Admisiones de Misión Korián, señaló que la atención a las personas con adicciones debe incluir siempre atención para las familias o las personas cercanas a los enfermos, ya que también ellos son codependientes y sufren de alguna manera las consecuencias del vicio.
Rosales expuso que existe dentro de la terapia de Korián un proceso a desarrollar con el paciente y otro paralelo con los familiares más cercanos, debido al daño que en casi todos los daños causa el consumo de drogas o la enfermedad de alguna otra adicción.