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Las batallas culturales

El comentario de hoy

Francisco Amparán

Qué rayos es la cultura, es una de las definiciones más complicadas que pueda uno intentar. Y es que en ese campo, cualquiera diría que cada cabeza es un mundo, y cada quién aborda el concepto desde una perspectiva singular. Para algunos tiene que ver con las manifestaciones artísticas y poco más. Para otros, la manera de mascar el chicle y escupir de ladito son elementos culturales tan sustanciosos como El Son de la Negra o el Baile de los Viejitos.

La preservación de la cultura, se entienda lo que se entienda por ésta, es una de las batallas intelectuales que se libran a diario en este mundo. Y hete aquí que en esta semana nos encontramos con dos casos de combates culturales muy diferentes entre sí, pero que tienen que ver con el concepto del hombre, el mundo y la historia que tienen dos naciones en dos partes del planeta.

En Alemania, un grupo de intelectuales abogó por que se reedite en alemán el libro escrito por Hitler cuando estuvo en la cárcel, “Mi lucha” (Mein Kampf), que sirviera de biblia del nazismo y cuya reimpresión ha estado prohibida en ese país desde finales de la Segunda Guerra Mundial.

Los académicos dicen que los derechos de autor van a expirar en 2015 y por tanto sería difícil bloquear reediciones que podrían fomentar los odios y el racismo de que está pletórico el volumen. Y que, para prevenir, sería mejor hacer hoy en día una edición anotada, con las fuentes de donde surgieron las ideas de Hitler, y cómo se equivocó y lo que provocó el hombre del bigote de mosca. Un tiraje de este tipo, alegan, no podría ser usado por los extremistas de derecha y neonazis que siguen creyendo que Hitler fue un buen tipo.

La verdad, una nueva edición podría hacer mucho bien: de esa manera, el público germano podrá ver que ese libro es un galimatías casi ilegible, mal estructurado y peor redactado. Si además se hacen observaciones pertinentes, pues mejor. De hecho, algunos líderes judíos germanos han mostrado su aprobación al proyecto, en principio.

Mientras tanto en Irán, el procurador general de la República Islámica reanudó una guerra que el Gobierno de ese país ha venido librando desde hace una década en contra de… la muñeca Barbie. En una carta abierta, el fiscal de la nación iraní calificó al sinuoso juguete de “peligroso”.

Desde el punto de vista de las autoridades iraníes, Barbie es un pésimo ejemplo para las niñas de su país, dado que promueve el uso del maquillaje, los vestidos llamativos y el uso de escasa ropa. De hecho, para contrarrestar tan nefasta influencia, hace cinco o seis años en Irán se lanzó una línea de muñecas gemelas llamadas Sara y Dara con vestuarios muuuuy modestos y pañoleta en la cabeza. No, no fueron competencia para la muy cosmopolita y siempre sonriente Barbie, quien sigue campeando por sus fueros en buena parte del mundo. Total, que las batallas culturales se presentan de muy distintas maneras en diferentes países. Y nos revelan mucho de la realidad que nos ha tocado vivir.

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