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Las marchas seguirán

Las laguneras opinan...

Rosario Ramos Salas

Hace 45 años Martin Luther King habló de sus sueños. Soñaba para un futuro mejor para sus hijos, que vivieran en un país donde no se les juzgara por el color de su piel. Soñaba para que en su nación todos los hombres fueran iguales.

Era entonces el inicio de la década de los sesenta cuando, había comenzado, en Estados Unidos el movimiento de derechos civiles, los boicots a los autobuses y restaurantes segregados eran cosa de todos los días. En ese tiempo surgió la figura de una mujer como Rosa Parks, la primera persona que se atrevió a sentarse en el área reservada a los blancos en un autobús de transporte público. Martin Luther King llevaba varios años en la lucha y convocó a la marcha a Washington. Fue el fin de un verano asfixiante. Los negros no tenían los derechos de hoy en día. No eran vistos como ciudadanos. Se les negaba las oportunidades que el resto de los ciudadanos gozaba.

De entonces a la fecha seguramente el camino ha sido largo y tortuoso, pero casi desde el principio, comenzó a rendir frutos, pues al año siguiente del discurso de King se aprobó una ley de derechos civiles y en el 65 se eliminaron las trabas para que los negros pudieran votar. Lo que el movimiento y el posterior asesinato, cinco años más tarde del gran líder Martin Luther King desató, fue que el gobierno tomara las propuestas de los luchadores e hiciera los cambios que permitieron avances en la vida democrática de la sociedad norteamericana y que hicieron que ya no fuera necesario organizar marchas para hacer que los políticos cumplan con su trabajo.

El jueves pasado, 45 años más tarde, por primera vez en la historia de los Estados Unidos un hombre negro fue nominado candidato a la Presidencia de los Estados Unidos y tiene amplias posibilidades de llegar a la Casa Blanca. Y ahí estaba él, Barak Obama con su familia; su esposa, una mujer egresada de una de las mejores universidades del país vecino y sus dos hijas. Han hecho historia, porque él ganó a pulso la candidatura por su liderazgo y trayectoria, sin importar el color de su piel.

Pareciera que las marchas, las ideas y las palabras de Luther King fueron permeando en la sociedad, en las universidades, en la clase política y provocaron cambios en la sociedad norteamericana, que solía ser excluyente y discriminatoria por una más equitativa e incluyente. Les falta mucho camino por recorrer, pero hoy tienen como candidato a un negro, algo inimaginable en ese tiempo.

En nuestro país pronto se cumplirán cuarenta años de la marcha del silencio que encabezó el rector de la Universidad Nacional, como parte del movimiento estudiantil del 68. El 13 de septiembre de ese año tuvo lugar la marcha del silencio, donde los estudiantes caminaron en silencio, para evitar que la Policía dijera luego que la habían provocado. Las cifras de entonces hablaron de 250,000 personas que salieron a manifestar su hartazgo ante la cerrazón y el autoritarismo del Gobierno.

En el 68 el reclamo era la lucha por la apertura democrática y la participación ciudadana. Hoy 40 años más tarde es por la seguridad. Los ciudadanos nos sentimos desprotegidos y desatendidos por gobiernos ineficientes y rebasados. La impunidad es lo que priva. La sociedad civil no encuentra otra, más que salir a las calles y manifestarse como otrora lo hicieron los estudiantes.

Se habla de que la transición democrática se logró con el cambio de partido en el poder, sin embargo los ciudadanos y la población en general tiene que seguir recurriendo a marchas para exigir al Gobierno que haga su tarea y cumpla con su deber. Que responda y sea eficiente.

El 24 de agosto del 2004, apenas hace cuatro años, miles de personas marcharon en silencio desde el Ángel de la Independencia al Zócalo en la Ciudad de México, contra la inseguridad. La indignación había crecido, el miedo privaba entre los mexicanos, que como ahora tomaron las calles para expresar su exigencia. Las pancartas hablaban de las mismas peticiones que escuchamos y vemos hoy día, “no más secuestros”, “pena de muerte contra los secuestradores” “gobierno irresponsable”. Las imágenes de la avalancha de personas vestidas de blanco impactaron en todo el país. Pero las medidas nunca llegaron porque hoy cuatro años más tarde, la seguridad de los mexicanos está en riesgo.

Ante los acontecimientos de los últimos meses, el miedo vuelve a secuestrarnos, la sociedad civil se ha organizado y para hoy sábado se convocó, en la Ciudad de México y en otros lugares de provincia a la marcha Iluminemos México, una nueva marcha con el mismo fin de la de hace cuatro años: exigir seguridad para todo el país.

El tiempo apremia, esperemos que el Gobierno responda a las exigencias y necesidades sociales y cumpla con su deber. Ojalá que como la marcha y la lucha de Martin Luther King hace 45 años, ésta, la nuestra, la de hoy, tenga repercusiones y resultados positivos para todo México.

garzara1@prodigy.net.mx

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