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Las mentes detrás de las campañas

David Axelrod y Steve Schmidt son poco conocidos fuera del mundo político estadounidense, sin embargo, son los orquestadores de las campañas presidenciales demócrata y republicana, respectivamente. (Agencia Reforma)

David Axelrod y Steve Schmidt son poco conocidos fuera del mundo político estadounidense, sin embargo, son los orquestadores de las campañas presidenciales demócrata y republicana, respectivamente. (Agencia Reforma)

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Elabora Axelrod el mensaje de cambio y unidad.

Todo político tiene un estratega que le da perspectiva y lo guía en el camino a seguir. James Carville era el de Bill Clinton y Karl Rove el de George W. Bush.

En el caso del candidato presidencial demócrata, Barack Obama, su jefe de estrategia, David Axelrod, es mucho más que eso. Es además su asesor de mayor confianza, su amigo íntimo y el principal narrador de su historia ante el pueblo estadounidense.

“No es sólo un cliente; es un muy buen amigo. Tenemos la misma visión del mundo”, señaló recientemente Axelrod, de 55 años, a The New York Times.

“He tenido buenas y malas experiencias en este negocio, y buenas y malas experiencias a este nivel, pero ésta ha sido una experiencia singular con la que sólo podrías soñar”, abundó este consultor político sobre dirigir la campaña demócrata.

Que Obama se haya transformado en apenas cuatro años de ser un desconocido legislador en Illinois a estar hoy a un paso de la Casa Blanca ha sido en gran parte fruto del trabajo de Axelrod, a quien en las filas de la campaña demócrata lo han apodado como el “Protector del Mensaje”.

Fue él quien, aprovechando la particular historia personal de Obama, planificó hace ya dos años cómo sería el asalto al poder con su idealista mensaje de cambio, esperanza y unidad.

Fue él quien más creyó desde el principio en que su amigo tenía posibilidades de desbancar a la que era considerada la candidata natural de los demócratas, Hillary Clinton y de aspirar realmente a convertirse en el primer presidente afroamericano de Estados Unidos.

Nacido en Manhattan, en el seno de una familia de clase media judía, Axelrod tuvo su primera experiencia política a los 13 años, ayudando a su padre a vender calcomanías para la campaña presidencial de Robert Kennedy en 1968. El asesinato del candidato, en vez de llenarlo de odio, pareció darle una motivación especial.

Conoció a Obama en los 90, cuando el ahora aspirante presidencial era un abogado recién graduado.

Aunque mantuvieron una amistad, no trabajaron juntos hasta que Obama ya se había lanzado a la arena política, como senador estatal de Illinois, entre 1997 y 2004. Fue Axelrod quien creyó que era posible que Obama saltara al Congreso en Washington y diseñó toda su campaña para el Senado en 2004.

La candidatura de Obama siempre representó para el asesor algo más: creía que ésta podía ser inspiradora e histórica.

Impulsa Schmidt la disciplina republicana Agencia Reforma

En el equipo de John McCain, candidato republicano a la Casa Blanca, todos los dedos apuntan a Steve Schmidt como el responsable del camino que ha seguido la campaña en los últimos meses.

Con apenas 38 años, Schmidt es el estratega central de McCain y ha estado detrás de todas las decisiones cruciales: desde elegir a la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, como candidata a la Vicepresidencia, hasta comparar al rival demócrata, Barack Obama, con la socialité Paris Hilton.

“Es un verdadero nazi del mensaje”, comentó un alto funcionario de la campaña al diario Los Ángeles Times sobre el estilo que Schmidt ha aplicado desde que tomó las riendas, en julio, de un equipo dominado por la desorganización.

Nacido en Nueva Jersey y sin haber acabado la universidad, Schmidt estableció una férrea disciplina con pizarrones en el cuartel general con el mensaje día a día que todo miembro de la campaña debía impulsar en los medios.

Quien a los 10 años ya repartía propaganda a favor de Ronald Reagan, Schmidt no es un ideólogo conservador, sino un operador pragmático que, por ejemplo, apoya abiertamente los derechos de su hermana homosexual.

A Schmidt le suelen llamar “La Bala”, tanto por su cabeza calva como por su insistencia en lograr que su mensaje termine por imponerse en los medios.

“Schmidt es como un perro de pelea. Él está enfocado mucho en la ejecución de las cosas, asegurándose de que cada cosa ocurra con precisión”, declaró Marc Ambinder, editor asociado de la revista The Atlantic, quien lidia con él casi a diario.

Artífice de la reelección en 2006 del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, tras un flojo arranque del ex actor, Schmidt también dirigió el cuarto de guerra del presidente George W. Bush contra el demócrata John Kerry, en 2004, bajo la supervisión del ex asesor Karl Rove.

Sin embargo, los críticos precisan que no es posible responsabilizar totalmente al asesor de la situación de McCain.

“No es la culpa de Schmidt que George W. Bush sea el presidente menos popular en la historia de las encuestas y probablemente en la historia de Estados Unidos. No es su culpa que los votantes perciban ésta como la peor situación económica desde la Gran Depresión”, escribió Mark Mellman, estratega demócrata, en el diario The Hill del Capitolio.

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