ANTES DE HABLAR, PERMÍTAME DECIR UNAS PALABRAS...
“...Tengamos entonces bien claro que, para nuestros folklóricos políticos, no es lo mismo hablar que decir unas palabras”. ¿Y por qué entrecomillo el comentario? Porque no lo estoy diciendo yo, ni se trata de nuestros políticos. La cita es del libro “Barbarismos de todas las barbariedades” que publicó mi colega Silvia Rodríguez Schwartz, en Venezuela.
Silvita lleva en su pecho los mismos afanes lingüísticos que trae cargando “your sure napkin”, (su seguro servilleta) y se presentaba (Silvia) cada semana en la radioemisora más popular de Caracas, “desfaciendo entuertos” idiomáticos que el público plantea.
Al leer la colección de “patinazos” que le dan fisonomía al libro de Silvinha, se da uno cuenta que los barbarismos están por aquí, por allá y también por acullá: Imagine que alguien, hablando de educación sexual, se refiera al “pene y la vajilla” atribuyéndole al órgano genital femenino una fragilidad que no tiene. Será todo lo que usted quiera, pero frágil como cristal o porcelana, no es.
O el hecho de “un cadáver que fue encontrado muerto...” equiparable a aquel reportero nuestro que acudió al lugar del avionazo y narró impresionado que “un PERRO CANINO merodeaba el lugar, mordisqueando los restos humanos de las víctimas...”. En la “Barbarie Médica” que describe mi amiga, florecen también los dichos de personas que están enfermas del NERVIO ASIÁTICO así como los que se refieren a una persona que sufrió UN DERRUMBE CEREBRAL y de otra que en un arranque de desesperación SE AUTOSUICIDÓ, lo cual nos hace pensar que los problemas del NERVIO CIÁTICO sucedieron en China o en Japón y que al tipo que tuvo UN DERRAME cerebral, se le vino el mundo encima y se deprimió tanto, que decidió recurrir a la puerta falsa del SUICIDIO, nada más que no encontró quién le ayudara y tuvo que hacerlo “de propia mano” mientras se quejaba amargamente: de que “Uuuh todo yo, todo yo”.
Da cuenta también nuestra amiga de algunos avisos “bárbaros” como ése que dice que “No se permite a los representantes traer INFANTES y NIÑOS que no estén inscritos” o sea que si usted, aparte de sus chamacos, pensaba llevar a un infante de Marina, o a uno de los hijos de Pedro Infante, pues ya “se fregó” porque aunque ya estuviera inscrito, no se lo van a admitir.
También está el letrero que advierte: “No está permitido consumir bebidas alcohólicas sin excepción” y se queda uno con la duda de que para quién es la excepción, para las bebidas o para los que las consumen. ¡Nadie sabe... nadie supo!
PREGUNTA DEL PÚBLICO: Jaime González me escribe otra vez de Dallas, Tx. y dice: El anteponer “PRE” a alguna palabra, significa que ya está realizado.
Por ejemplo:... PREPAGADO (que ya esta pagado). Así algunas otras cosas más. En cuanto a la palabra OCUPAR y PREOCUPAR. ¿Es el mismo caso?
RESPUESTA: La palabra PREPAGADO no significa que algo ya está pagado, sino que fue pagado antes. ¿Antes de qué? Pues por ejemplo, antes de que se llegara el vencimiento, el documento fue prepagado. La partícula PRE indica ANTES.
Entonces PREOCUPARSE es ocuparse de un asunto antes de que suceda.
Frase razonada para terminar: La pereza es la madre de todos los vicios, y como madre hay que respetarla. LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
Estimado Don Juan. Escríbame a “Estimado Don Juan” y plantee las dudas que tenga acerca de los usos del lenguaje. Con todo gusto trataré de aclararlas. La dirección de correo electrónico es: donjuanrecaredo@gmail.com