Para el mexicano, todo es chiquito
¿Gusta usted unos taquitos de carnita, con su salsita picosita y unas tortillitas recién “hechecitas”?
En México somos muy dados a usar el diminutivo con la intención de dar un énfasis muy notable a lo que queremos decir. O tal vez, más que énfasis, lo que queremos es dar un mayor sentido de cordialidad a lo que decimos. Lo más curioso es que, al parecer, da resultado.
Porque no me va usted a decir que es igual ofrecer a sus invitados un cafecito que decir simplemente ¿quieren café?… En esta última modalidad se siente una frialdad terrible, aunque luego resulte que el café esté tan caliente que vaya uno a terminar sintiéndose como uno de esos “tragafuego” a los que llaman milusos y que andan echando lumbre por los cruceros… quiero decir, que andan por los cruceros echando lumbre, pero ésta la arrojan por la boca.
Si voy de visita a una casa extraña y me dicen ¿quieres un café? voy a pensar que la invitación es puro formulismo y hasta tal vez sienta que lo que quieren es que me retire lo más pronto posible.
En cambio la expresión “¿un cafecito?” suena mucho más cordial y desde que me la dicen ya casi me parece aspirar el aroma del café y me siento como si estuviera en familia.
Los mexicanos somos tan afectos a ese “diminutivismo” que hasta el adverbio lo usamos con mucha frecuencia en esa forma, violando flagrantemente la regla gramatical de que éste -el adverbio- es un elemento invariable de la oración, es decir, que no tiene género, número ni persona, y que por supuesto tampoco puede aceptar convertirse a aumentativo o diminutivo.
“Ahorita vengo, no me tardo nadita. Nada más voy aquí cerquita pero prontito regreso…” Expresiones como ésta se dan mucho en nuestro lenguaje cotidiano, utilizando barbarismos a granel y causando vahidos y desvanecimientos a más de un purista de la lengua, porque “ahora”, “nada”, “cerca” y “pronto” son adverbios.
Aunque debo aclarar que los casos de “ahorita” “cerquita” y “prontito” son barbaridades inadmisibles que ya han sido admitidas por la Academia Española de la Lengua… y es que a la real institución le sucedió lo mismo que a mi amigo que tenía una farmacia y la tuvo qué cerrar…
No le quedaba más remedio.
Estimado Don Juan.
Escríbame a “Estimado Don Juan” y plantee las dudas que tenga acerca de los usos del lenguaje. Con todo gusto trataré de aclararlas. La dirección de correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com
PREGUNTA DEL PÚBLICO.- Muy amablemente la señora Socorrito Andrade de Valle de México me solicita ¿podría decir cómo se le llama al sonido que emiten algunos animales? Yo sé que el perro ladra y el gato maúlla, pero por ejemplo ¿el pato?
RESPUESTA. El pato PARPA. Ya hemos mencionado en ocasiones anteriores el nombre de algunos sonidos de animales, por ejemplo el elefante barrita, el cuervo grazna, el león ruge y el jabalí rebudia. Con mucho gusto le prometo retomar pronto el tema.
Frase algo filosófica para terminar: Hablar cualquiera puede. Para conversar se necesita inteligencia. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.