LOS SABOTEADORES Y LOS ZUECOS CON Z
Cuando empezaba la revolución industrial en Francia los trabajadores eran como los caracoles: arrastrados, conchudos y babosos, adjetivos que en lenguaje norestense puede abreviarse como cínicos y “huevones”. Para trabajar se ponían sus zapatos de madera, unos zuecos pesadísimos que ahora sólo usarían algunos chicos de dudosa masculinidad.
Lo arrastrado que eran se manifestaba principalmente en que cuando les entraba la flojera y ya no querían trabajar –lo que sucedía un día sí y otro también- se quitaban los zuecos y los lanzaban a una máquina en movimiento para hacer que ésta se trabara y dejara de funcionar.
Zueco en francés se dice SABOT y por eso al acto de entorpecer así el trabajo de manera intencional y violenta se le llamó SABOTAGE (con G) que pasó a nuestro idioma como SABOTAJE (con J) y cuya definición es “acto de interrumpir intencionalmente una labor, por medios ilícitos”.
Debo recordarle a usted que esos zuecos no tienen relación alguna con los suecos nacidos en Suecia. Zueco viene del latín SOCCUS que significa cierta clase de zapato o zapatilla. Su diminutivo es SOCCULUS de donde deriva CHOCLO que es cierta clase de zapato.
Lo que no resulta previsible es que SOCCULUS sea también la raíz etimológica de ZÓCALO. Si a un mexicano –sobre todo si es de la capital del país- se le pregunta ¿qué es un zócalo? Su más probable respuesta será que es una plaza, una explanada, un espacio abierto, porque precisamente así se le llama popularmente a la Plaza de la Constitución en la Ciudad de México.
Pues nada: que ZÓCALO resulta ser el cuerpo inferior de un edificio, una obra o pedestal que sirve para elevar su nivel. Es como el ZAPATO del edificio. De hecho en una construcción, las zapatas hasta donde yo sé, son parte del cimiento y si miento que me castigue Dios.
Al ZÓCALO de la Ciudad de México se le llamó así porque en tiempos de Santa Anna se iba a construir ahí una magna columna de la independencia y el zócalo sería la base, pero la monumental columna nunca se construyó y se le quedó el nombre. De SOCCUS derivan también otras palabras como ZOCLO y CHANCLA.
El ZOCLO es el “arrimadero” con que se cubre la parte inferior de una pared para que no se manche al usar escobas y trapeadores. El CHOCLO es un zapato generalmente cerrado y la CHANCLA es un zapato viejo o baratón, que se usa principalmente por motivos de comodidad.
Una expresión coloquial, familiar y muy actual es “me pusieron como chancla”, que en otros tiempos ha sido “me pusieron como palo de gallinero”, “como trepadero de mapaches”, “como lazo de cochino” o “me pusieron como camote” que por razones eufemísticas (es decir, para que no se oyera tan feo) se convirtió en “me pusieron como campeón”.
Estimado Don Juan.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO: ¿Cuál es la forma correcta, trasladarse o transladarse?, pregunta Mario Villegas.
RESPUESTA: Aunque la raíz de este verbo es translatus, voz latina que significa ir de un lugar a otro, actualmente lo correcto es trasladarse, sin la N.
FRASE CASI FILOSÓFICA PARA TERMINAR: “El amor es como la mayonesa: cuando se corta hay qué tirarlo y empezar otro...”. ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!