LOS AMBAGES SON CIRCUNLOQUIOS ¿QUÉ QUÉ?
Voy a hablar sin tapujos, voy a hablar sin ambages. Lo demás me importa un bledo y no cambiaré mi posición ni un ápice.
Entiendo perfectamente lo que dice este señor pero debo confesar que no sé cuáles son los tapujos ni los ambages, que ignoro con qué se comen los bledos y de qué color es un ápice...
Hay, en nuestro lenguaje cotidiano una gran cantidad de palabras que usamos con frecuencia pero de cuyo significado no tenemos ni la más recochina idea.
Alguien dice que está “al pie de la cureña” y yo me pregunto ¿qué será la cureña? ¿Tal vez alguna región española?... No hombre, ésa es La Coruña... Pero acaso sé ¿qué diablos es esa cosa? Y como diría la Chimoltrufia: yo sólo me contesto ¿pos’ pa’qué le digo que sí, si no...?
Entonces para empezar vamos a investigar cuáles son los tapujos y cuáles los ambages.
Los tapujos ¿son acaso esos espasmos que le dan a uno cuando se enferma del estómago? NO, para nada. Ésos son pujos. No hay relación semántica entre pujos y tapujos, tomando en cuenta que la semántica se refiere al significado de las palabras. Un tapujo es un embozo. Algo con lo que alguien se tapa la cara para que no lo reconozcan. Hablar sin tapujos es decir las cosas sin ocultar nada.
Los ambages son rodeos, como los caminos de un laberinto. Hablar sin ambages es decir como dijo el vaquero “A mí no me gusta andar con rodeos...”.
Lo demás me importa un bledo... ¿y qué es eso o con qué se come? Un bledo es una planta rastrera y aunque no la conozco, pienso que debe ser una plantita no muy distinguida porque su nombre se usa como sinónimo de insignificancia. Me importa un bledo, es como decir que aquello me importa un comino que es algo tan pequeño que resulta absolutamente insignificante, casi casi igual a nada.
¿Qué es un ápice? Pues un punto. La puntita de algo, pero nada más la pura puntita. Y si digo que no cambio de opinión ni un ápice estoy diciendo que no cambiaré ni siquiera tantito, tanto como una puntita de algo, nada más la pura puntita.
La cureña es la armazón o el armazón porque se puede decir de ambas maneras, la armazón donde se monta un cañón. O sea que estar al pie de la cureña es igual que estar al pie del cañón, listo para disparar en cualquier momento... y usted sabe que, cuando se trata de disparar, los que somos de Monterrey, le sacamos la vuelta.
ESTIMADO DON JUAN:
Escríbame a “Estimado Don Juan” y plantee las dudas que tenga acerca de los usos del lenguaje. Con todo gusto trataré de aclararlas. La dirección de correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com
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PREGUNTA DEL PÚBLICO: ¿Cómo debe decirse: yo coso o yo cuezo?, pregunta Silvia Puertas.
RESPUESTA: Depende del verbo que esté usted usando. Uno es el verbo COCER equivalente a cocinar y otro diferente es el verbo COSER que se refiere a unir con aguja e hilo. El verbo coser es regular o sea que nunca cambia su primera parte. En cualquier forma o tiempo siempre empieza con COS: Yo coso los pantalones, ella coserá el vestido, etc. El verbo cocer es irregular, es decir, que en algunas formas sí cambia y en otras no: Yo cuezo los frijoles, nosotros cocemos la sopa, etc.
Según Oscar Wilde cualquier hombre puede ser feliz con una mujer, siempre y cuando no se enamore de ella. Y yo digo ¿Entonces qué chiste tiene? ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!