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Las Palabras tienen la palabra

Por Juan Recaredo

HASTA QUE USÉ UNA

DE ÉSTAS ME SENTÍ

A DISGUSTO

“Hasta que usé una camisa de tal marca me sentí a gusto...” decía un anuncio televisado allá por los años 60 y lo decía en boca de Lucía que por entonces lucía su anatomía cuando salía... Me refiero a Lucía Méndez que en ese tiempo tenía un cuerpazo.

Todo estaba muy bien, menos que en un anuncio pagado por la fábrica de camisas Manchester se hablara mal de ellas (de las camisas) diciendo que cuando uno se ponía una Manchester, no se sentía a gusto.

Por supuesto que el publicista quiso decir lo contrario: Que nunca se sentía a gusto con otras camisas hasta que se puso una Manchester, y entonces sí: feliz.

La causa del problema, una preposición mal aplicada. Tenía qué haberlo dicho de otra forma: Hasta que usé una Manchester NO me sentí a gusto, por ejemplo. Hay muchas frases de nuestro léxico diario en las que las preposiciones dicen que se sienten como gallo en corral ajeno, muy incómodas, totalmente fuera de lugar, y es que en nuestro diario hablar, ese mal uso crónico de las preposiciones es crónico. A todos nos pasa y el que esté libre del dislate que tire la primera preposición.

Pero, como dijo Jack el destripador, vamos desentrañando las cosas... paso por paso. Primer punto ¿cuáles son las preposiciones? Pues aquéllas que en la escuela nos aprendimos como cancioncita: A, ante, bajo, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, pro, cabe, según, sin, sobre, tras. Vamos a revisar algunas de las frases que frecuentemente presentan problemas de preposicionitis, para ver dónde está el mal.

Llegó de a caballo. No. ¿Para qué quiere ahí la preposición de? Lo correcto es Llegó a caballo.

¿Cómo de que no? Lo hizo de adrede, lo conseguí de gratis, están en el mismo caso. Sobra la preposición de. Quítesela y verá que dice usted lo mismo, y se oye mejor. ¿Cómo que no? Lo hizo adrede. Lo conseguí gratis.

Me presentó con el jefe... No. En este caso, hay que quitar la preposición con y poner la preposición a, nada más que va junto con el artículo el y se fusionan. Lo correcto es: Me presentó al jefe. Vino de casualidad... No. Vino por casualidad. Ándele, eso sí.

Bajo mi punto de vista... ¿por qué bajo? Desde mi punto de vista. Así sí.

Su enfermedad acabó con la muerte... Ahí lo que está diciendo es que después de que esa persona se enfermó, ya no va a existir la muerte y todos vamos a vivir por los siglos de los siglos ¡brincos diéramos! Lo correcto sería decir: Su enfermedad acabó en la muerte.

Y a propósito, mi comentario también ahí muere, o sea que aquí termina.

ESCRÍBELE A

DON JUAN RECAREDO:

Escriba a mi correo electrónico y plantee las dudas que tenga acerca de los usos del lenguaje. Con todo gusto trataré de aclararlas. La dirección de correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com

PREGUNTA DEL PÚBLICO: Miguel Solís nos pide que le recomendemos algún buen libro o diccionario de etimologías griegas y latinas.

RESPUESTA: Está el libro de etimologías de Agustín Mateos, el Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española de Guido Gómez de Silva y también el Breve Diccionario de la Lengua Castellana de Joan Corominas.

FRASE DEMOLEDORA PARA TERMINAR: El mejor método para cumplir siempre con la palabra empeñada es no darla jamás. ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!

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