QUE ‘TOPEN CHIVAS Y CHILLEN LLANTAS’
A pesar de que no tiene fama ni de ser inteligente ni de ser muy útil, la chiva es un animalito muy popular entre los mexicanos. Y curiosamente nos referimos a la chiva y no al chivo, tal vez porque la hembra es aún más popular que el macho.
A esa popularidad han contribuido seguramente en gran forma los partidarios del equipo de futbol Guadalajara que a la menor provocación declaran abiertamente: Soy chiva ¿y qué?
“La cabra siempre tira al monte” dice un refrán popular haciendo notar que todos finalmente tendemos hacia nuestras preferencias o gustos más arraigados. Pero la cabra es más popular como chiva y la característica que más la tipifica es la terquedad.
“Topen chivas y chillen llantas...” se dice cuando hay algo que hacer y representa ciertos riesgos que lo hacen a uno dudar, hasta que llega el momento en que dice: Lo voy a hacer aún contra la voluntad de quien se oponga y no me importan las consecuencias.
Sin embargo el que se “chivea” es “al revés volteado”, el que se chivea es el poco aventado, aquél al que le da “güegüencha” todo y se apena como el niño remolón que se esconde entre las faldas de su mamá cuando uno le pregunta “¿cómo te llamas?” o “¿cuántos años tienes?”.
Las “chivas” se le dice a un conjunto de objetos indeterminados en general y especialmente se les llama así en tono despectivo a los objetos de uso personal.
¡Frumencio Villanueva... a la reja con to’y chivas...” es el grito carcelario con el que se anuncia el ingreso de un nuevo miembro de la comunidad, que llegó ahí para quedarse un tiempecito. Las chivas a que se refiere la frase son algunas garritas y otros objetos de uso personal que lleva generalmente el nuevo huésped de aquel hotel “forzoso”.
Hubo un tiempo en que en la zona cercana a la frontera con EEUU, la chivera era un personaje decisivo pues se ocupaba de “pasar” por la aduana fronteriza muchas cosas. Era la que “acarreaba” ropa, alimentos, aparatos eléctricos y mil cosas más que procedían de Estados Unidos y pasaban de contrabando mediante arreglos que hacía precisamente la chivera con los aduanales y no era raro, si la mujer estaba de buen ver, que pagara con “Tarjeta Carné...” o sea, pago en especie.
Los artículos “chiveados” eran objetos que nosotros usábamos con especial deleite a pesar de que no era raro que le levantaras la suela a un zapato de presunto origen extranjero y encontraras por ahí un sello que decía “made in Mexico”.
Andar “como una chiva por el monte” es treparse hasta por las brechas más difíciles. De hecho, allá en la niñez, cuando te portabas demasiado inquieto o travieso, no era raro que te reprendieran ¡Muchacho chivato, vas a ver cuando llegue tu papá...! Y Chiva es finalmente el cariñoso apodo de mi amiga Silvia, que la convierte en la chiva más linda y leal que haya podido existir en el mundo entero.
ESCRÍBALE A DON JUAN RECAREDO:
Escriba a mi correo electrónico y plantee las dudas que tenga acerca de los usos del lenguaje. Con todo gusto trataré de aclararlas. La dirección de correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com
El jueves 18 de septiembre a las ocho de la noche en el Teatro Nazas de Torreón, Ricardo Espinosa impartirá una amena conferencia titulada “La Magia de la Palabra”. Usted también puede asistir. Boletos en taquilla.
PREGUNTA DEL PÚBLICO: Jesús Campos nos hace una serie de amables aclaraciones acerca del motor diésel que recientemente mencionamos aquí y que por la redacción pareciera que es un motor que no es de combustión interna y sí lo es. Lo que cambia es la forma en que se inyecta y se enciende el combustible. También nos dice que la palabra diésel ya incorporada a nuestro vocabulario español debe escribirse con minúscula pues ya ahí dejó de ser el apellido del inventor para convertirse en un nombre común, no propio.
RESPUESTA: Tiene razón. Lo único que nos faltó a usted y a mí, estimado Sr. Campos es el acento en la primera e, ya que es una palabra grave o llana terminada en l, así que ya españolizada debe escribirse diésel.
FRASE HISTÓRICA PARA TERMINAR: “Convencer a la reina Isabel me costó un huevo” firma: Cristóbal Colón... y como dijo Dios: Hasta mañana, si yo quiero. (LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA).