El problema de la migración ilegal, bien lo sabemos, es uno de los asuntos más contenciosos en la complicada relación entre México y los Estados Unidos. Los güeros del Norte, atenazados por la paranoia, no quieren que ingresen a su territorio personas cuya identidad, profesión e intenciones les son totalmente desconocidas… lo cual es comprensible. Mientras tanto, México se queja del trato que reciben nuestros compatriotas allá; pero acá hacemos todo lo posible por seguir siendo pobres, perdiendo el tiempo discutiendo estupideces, espantando la inversión productiva, y dejando intactas las lacras heredadas del priismo. La verdad, qué poca vergüenza el andarse quejando. Si generáramos prosperidad, la gente no emigraría. Pero nos empeñamos en no producirla, atados a nuestros dogmas, prejuicios y vacas sagradas, corruptas, improductivas y anacrónicas, pero intocables.
El fenómeno de la migración se da en todo el mundo. Y lo que sea, hay sitios en donde el trato a los foráneos es muchísimo peor que en los Estados Unidos.
La semana pasada, la Unión Europea aprobó lineamientos que endurecen notablemente la política contra los inmigrantes ilegales. Ahora, una persona sin papeles podrá ser detenida hasta 18 meses, luego ser expulsada y no podrá ingresar legalmente por otros cinco años. A fin de cuentas, la UE está criminalizando la inmigración ilegal, un fenómeno al que muchos europeos reaccionan igualito que los norteamericanos.
La nueva medida se calcula que afectará a cinco o seis millones de indocumentados que habitan en la Europa de los 27.
Pero al menos en Europa a los inmigrantes no les ponen en el cuello llantas llenas de gasolina y luego les prenden fuego… que es lo que ha estado ocurriendo en Sudáfrica durante los últimos días.
Sudáfrica es, de lejos, el país más próspero de África… lo que no es mucho decir. Y por ello es imán de quienes buscan mejores condiciones de vida, de quienes huyen de la inestabilidad y la persecución. A últimas fechas se ha producido una fuerte corriente migratoria desde Zimbabwe, dada la situación caótica en ese país mediterráneo. Como suele ocurrir, los inmigrantes no tienen mucho dinero ni educación, y compiten con los locales por los empleos peor pagados.
Y cuando éstos escasean, ya se sabe quién será el chivo expiatorio.
Durante toda la semana pasada, turbas de desempleados sudafricanos atacaron a los inmigrantes que habitan los cinturones de miseria de las principales ciudades de Sudáfrica. Algunos fueron asesinados mediante la llanta de fuego. Otros, sencillamente apaleados. Las autoridades han sido tibias o incapaces para poner orden.
Así pues, el fenómeno de la migración presenta muchas aristas y se enfrenta de muy diversas maneras… casi ninguna favorable para quien abandonó su hogar.