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Las Piedras del Camino

Julio Faesler

El propósito de Chávez es claro y consiste en

apoyar a las FARC con recursos financieros y de

armas. El que el presidente Álvaro Uribe haya

ordenado a sus soldados penetrar territorio

ecuatoriano para dar muerte al guerrillero

“Raúl Reyes”, segundo en jerarquía de las FARC,

es sin duda una acción violatoria de la soberanía

del Ecuador, pero, por otra parte, es perfectamente

explicable por su propósito de destruir futuros

operativos de las FARC y evitar que éstas continúen

refugiándose en territorio extranjero para dirigir

sus acciones hacia Colombia.

América Latina siempre se ha ingeniado formas para poner piedras en su propio camino. No sólo las dictaduras militares han dividido profundamente a la sociedad de muchos de estos países, sino también las injusticias sociales que han alimentado las violencias de guerrillas y más recientemente, mafias terroristas que han trabado el desarrollo de nuestra región.

Ahora vemos la última entrega de esta larga cadena de problemas. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que desde hace cuarenta años han sembrado muertes y desolación en ese país. Atrás quedan los reclamos de justicia social expresados en una retórica de extrema izquierda, muchos creen que esas milicias no han llegado a ser sino una siniestra maquinaria de extorsión que desafían toda autoridad con asesinatos y secuestros como el de los parlamentarios que retienen desde hace más de seis años.

Hasta aquí, se trataría de un problema que han enfrentado los sucesivos gobiernos colombianos. El presidente Chávez de Venezuela no lo ve así. Aprovecha este grave problema que aqueja a Colombia, país democrático que ha dado muestras de un sólido desarrollo económico y social, como la oportunidad para proyectar su proyecto de socialismo “bolivariano” por toda Sudamérica.

Las FARC han tomado como su costumbre refugiarse en las zonas fronterizas de la vecina Ecuador, lo cual ha complicado gravemente el problema que originalmente es sólo colombiano. La fórmula puede encontrarse en otras partes del mundo como los terroristas talibanes y de Al Qaeda que entran y salen de territorios indios, paquistaníes y afganos para incursionar en países vecinos.

El propósito de Chávez es claro y consiste en apoyar a las FARC con recursos financieros y de armas. El que el presidente Álvaro Uribe haya ordenado a sus soldados penetrar territorio ecuatoriano para dar muerte al guerrillero “Raúl Reyes”, segundo en jerarquía de las FARC, es sin duda una acción violatoria de la soberanía del Ecuador, pero, por otra parte, es perfectamente explicable por su propósito de destruir futuros operativos de las FARC y evitar que éstas continúen refugiándose en territorio extranjero para dirigir sus acciones hacia Colombia.

Los campamentos montados por las FARC dentro de Ecuador, que Rafael Correa, su presidente socialista, a sabiendas solapó, convirtió en bilateral un problema interno de Colombia. Chávez, por su parte, decide intervenir en el conflicto apoyando a Ecuador, no sólo bloqueando el comercio con Colombia, aún en perjuicio del abastecimiento de víveres en la propia Venezuela, sino también amenazando nacionalizar algunas compañías colombianas asentadas en territorio venezolano. Chávez además ha movilizado a la frontera nueve mil tropas venezolanas que amenazan con invadir Colombia, provocando una guerra abierta y escalando el problema a nivel de una grave crisis internacional.

La indignación de las izquierdas que condenan y deploran la muerte de “Reyes”, nada dice de las miles de víctimas y las vidas inocentes que ese movimiento ha cobrado a lo largo de los últimos cuarenta años. Para ellas, ni una sola voz de las izquierdas se ha alzado en su defensa. La guerrilla, junto al tráfico de drogas, con el que está asociado para financiarse, es un cáncer que todo Gobierno está obligado a combatir. Cuando la ideología por noble que se anuncie en sus causas y propósitos recurre a destrucción y muerte, pierde toda validez.

El terrorismo es el enemigo del avance económico y social sólido, proceso muy problemático cuando se pretende hacer con equidad y sentido de derechos humanos. Gobiernos de izquierda moderada como los de Brasil, Chile, Perú y Argentina se han negado a avalar las provocaciones de Chávez y en la reunión urgente de la OEA en estos días han aprobado una resolución que llama a la cordura. Mientras que Nicaragua sí apoya la política de Chávez, rompiendo relaciones con Colombia.

La verdadera batalla de América Latina, la del desarrollo económico y social, se detiene y retrasa con este nuevo conflicto de estéril y confusa desolación. Perdemos valioso tiempo para ocupar nuestro justo lugar al lado de otras regiones del mundo particularmente los emergentes países asiáticos.

El socialismo “bolivariano” que impulsa Hugo Chávez no es de ninguna manera el socialismo maduro que tantos países del mundo han alcanzado con gran éxito. América Latina puede encontrar su desarrollo democrático y equitativo en todas las fórmulas que se adecuen a su tradición e historia. La experiencia nos ha enseñado que el camino a la justicia no es el de la violencia y la destrucción.

México DF., marzo, 2008

juliofelipefaesler@yahoo.com

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