Para los interesados en los inmigrantes mexicanos de Estados Unidos les tenemos una buena y una mala noticia.
La buena es que los virtuales candidatos presidenciales Barack Obama y John McCain prometieron llevar a cabo una reforma migratoria para resolver la situación de doce millones de indocumentados.
Cada quien tiene su fórmula y su enfoque sobre este complejo problema, pero los dos aspirantes por los partidos Demócrata y Republicano están de acuerdo en dar una salida legal y digna para los inmigrantes y sus familias que viven en este país sin documentos.
Al menos esa impresión dejaron al participar en la convención del Consejo Nacional de la Raza celebrada en San Diego, California, a pesar de que ambos votaron por el muro fronterizo y apoyaron las inversiones en la seguridad de las fronteras.
La mala noticia se refiere a la adversidad que el próximo presidente norteamericano, sea Obama o McCain, enfrentará en el Congreso para alcanzar una reforma migratoria.
No basta, pues, que Obama diga que quiere sacar de las sombras a los doce millones de indocumentados, tampoco que McCain proclame que sabrá resolver mejor este tema porque como senador presentó junto a Edward Kennedy un proyecto de ley.
En su discurso ante dos mil asistentes, Obama ofreció impulsar una reforma migratoria comprensiva que resuelva la situación legal de tantos millones de indocumentados.
Con cautela el aspirante demócrata mencionó que los inmigrantes que violaron la ley al ingresar sin documentos tendrán que pagar una multa y ponerse a la cola para legalizar su status migratorio.
Pero que podrán aspirar a una residencia legal que les permitirá integrarse a un sistema que tendrá que ser renovado para el bienestar de todos los que viven en Estados Unidos.
McCain a su vez presumió de haber presentado un proyecto de ley y de conocer muy de cerca el tema migratorio por ser residente de Arizona.
“Acabo de regresar de un viaje por Colombia y México en donde constaté la fuerza de su cultura, espero que pronto Obama pise por vez primera en su vida suelo latinoamericano”, dijo el candidato republicano en un tono sarcástico.
McCain reiteró que primero buscará asegurar la frontera y después impulsará la reforma migratoria. “Los intentos de una nueva ley de migración fallaron porque en el pasado no se aseguraron las fronteras”, sostuvo el senador y ex combatiente de Vietnam.
Ambos candidatos estuvieron muy lejos de considerar el tema migratorio como un problema social y económico de carácter internacional.
McCain reconoció que en Arizona primero se habló español que inglés al tiempo que Obama destacó la gran contribución de las minorías a los Estados Unidos, pero ninguno propuso una solución integral en donde se acepte que los inmigrantes vienen a este país porque el sistema económico es incapaz de darles un trabajo digno y permanente.
Tampoco hablaron de considerar en la solución a los países latinoamericanos con quienes existen pactos comerciales generosos para los norteamericanos, pero con mínimas posibilidades de liberar la mano de obra como ocurre en la Comunidad Europea.
Los vientos conservadores que soplan por Estados Unidos difícilmente permitirán una reforma migratoria mientras se insista en este enfoque miope en donde se privilegia la seguridad fronteriza antes que la integración comercial, social y laboral del continente.
Algún día se darán cuenta que ni una muralla china será capaz de frenar a los inmigrantes mientras encuentren allá trabajo y un mejor nivel de vida. Además no hay que olvidar que los indígenas llegaron primero, después los españoles y más tarde los anglosajones.
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