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Las visiones

No hagas cosas buenas…

Enrique Irazoqui

Esta semana, El Siglo de Torreón publicó entrevistas con los tres alcaldes de los municipios más poblados de la Comarca Lagunera. Por orden poblacional, José Ángel Pérez, presidente municipal de Torreón, dio a conocer sus puntos de vista de los dos años que lleva de mandato y su visión para lo que será el año 2008. Ricardo Rebollo, de Gómez Palacio hizo lo propio el martes y anteayer se publicó la entrevista del edil lerdense, Carlos Aguilera.

Este tipo de ejercicios periodísticos es una herramienta útil para conocer cuál es la visión más cercana a la población en general que tienen los encargados del nivel de Gobierno, en este caso la sui géneris Laguna, aunque también es una oportunidad valiosa para entender las capacidades y estilos de gobiernos de quienes ahora presiden los tres municipios hermanos.

Aunque ligados profundamente, en las entrevistas y los temas tratados, se descubre con facilidad las serias diferencias reales que existen entre el trío de ciudades. José Ángel Pérez centra su discurso en anunciar que la inversión que se ha realizado en el tiempo en que él ha estado al frente de la comuna es histórica, y que su obra pública no tiene referente. Ricardo Rebollo, muestra que su desenvolvimiento político es lo que ahora lo tiene ocupado, y poco habla de grandes obras transformadoras de Gómez Palacio, aunque ya ha empezado al menos la construcción de un puente frente a las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad, sito en bulevar Miguel Alemán. Carlos Aguilera está en otro canal definitivamente, los problemas de Lerdo, son con mucho de otra cuantía y realidad a los que tienen sus hermanos Torreón y Gómez.

No es sencillo determinar qué terminó haciendo que las diferencias se hicieran tan pronunciadas entre Lerdo, Gómez Palacio y Torreón, lo que sí es preocupante, es que como siempre, ninguno de los tres alcaldes tenga una clara visión de la oportunidad que representa estar situados en una región con más de un millón de habitantes y sólo se concentran en lo que sucede en cada uno de sus municipios, lo que hace que se escape la oportunidad de aprovechar o maximizar las fortalezas de los laguneros.

José Ángel Pérez continúa en su retórica de siempre: para él no existe error alguno en el desempeño de su Administración, por ello, la ciudad de más población cuenta con la autoridad más testaruda, y por más que presuma de sus obras (de las cuales el Gobierno del Estado presto señala que aporta dos terceras partes de las mismas) los servicios municipales decaen sensiblemente, aunque su respuesta sea de negación permanente.

Hay siempre que reconocer también que el empresario Pérez –como él se autodetermina- ha logrado cambiarle el rostro a la ciudad al haber conseguido la incorporación de doscientos camiones nuevos al transporte público, con lo que le ha cambiado la cara a uno de los rezagos más profundos de Torreón. El tema de la seguridad, cuando en campaña prometía la mejor Policía del Norte de México, nunca se imaginó que a él le tocaría vivir el clima de delincuencia organizada al nivel que hoy existe, por lo que calificarlo negativamente por ahí resulta injusto para un hombre de familia como lo es.

Donde por beneficio de los torreonenses se debe esperar un cambio, es en su relación con el Gobierno del Estado. Con razón o sin ella, la actitud y los hechos han colocado a Torreón como la ciudad apestada por el Gobierno de Moreira, y la ciudad lo está pagando.

Ricardo Rebollo, gobierna la ciudad intermedia de las tres. Los gomezpalatinos quizá sean los grandes perdedores. Cuentan con un presupuesto per cápita del tamaño del de Torreón y con el respeto que se merecen, no tienen una ciudad acorde con ello. Gómez Palacio, con su enorme pujanza en el sector privado, por años ha sido tierra sin ley, y la carestía de servicios de calidad es evidente. Rebollo tratará de revertir ello, pero tres años son poco tiempo para la aventura, los problemas allá son añejos y rancios, habrá que ver si el alcalde mantiene el ritmo de trabajo y si se logra zafar de mucho del cochambre del único Ayuntamiento de los tres que jamás ha tenido alternancia.

Para Aguilera, el edil de Lerdo, sus respuestas son hasta tiernas. La situación precaria en las finanzas y la infraestructura de la Ciudad Jardín, golpea con fuerza cuando hace que se tenga que aceptar que Lerdo es un “rancho grande”. Aguilera tendrá que esforzarse para estar capacitado al afrontar el profundo reto de sacar a Lerdo del atraso. Y no será con loas burdas al Gobernador del Estado, lo que lo llevará a buen puerto.

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