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Leonardo Valdés, el sommelier

Jorge Zepeda Patterson

En las últimas 48 horas he preguntado a diestra y siniestra a especialistas electorales y actores políticos su parecer sobre las nuevas designaciones del IFE. ¿A quién beneficia su nombramiento? ¿Cómo queda la correlación de fuerzas entre los tres partidos? ¿Mejora o empeora el desempeño del IFE? ¿Quién es en realidad Leonardo Valdés Zurita? Durante semanas los legisladores habían deshojado margaritas con nombres mucho más conspicuos (Góngora, Ezra Shabot, Mauricio Merino, Diego Valadez, entre otros), de tal manera que la anticlimática designación de estos tres casi desconocidos ha provocado desconcierto. Salvo la inmediata descalificación por parte de López Obrador, quien de inmediato aseguró que eran más de lo mismo, el resto de las fuerzas políticas apenas comienza a hacer el recuento de posiciones.

Leonardo Valdés Zurita está vinculado a la corriente de José Woldenberg tanto en términos de su experiencia dentro del Instituto en Calidad de director ejecutivo de organización del IFE, como a su militancia política en el Partido Mexicano de los Trabajadores y en el Partido Mexicano Socialista, a los que representó ante la Comisión Federal en los comicios de 1985 y 1986. De esa época data un matrimonio previo con Itzel Castillo, hija de Heberto Castillo. Es licenciado en economía por la Universidad Anáhuac y doctor en ciencias sociales por el Colegio de México. Valdés pasaba por un periodo de “vacas flacas” que lo había llevado a instalarse en León como profesor de tiempo completo en la escuela de Derecho la Universidad de Guanajuato, desde hace casi tres años. Él y su esposa, Beatriz Calderón, invirtieron sus ahorros para fundar en aquella ciudad una academia de gastronomía, Ágatha, para formar a chefs y sommeliers (en León se considera a Valdés como un experto catador de vinos finos).

La llegada de Valdés a la presidencia del IFE es resultado de la accidentada rebatinga entre los partidos que llevó a vetar a los candidatos más fuertes. La virtud de Valdés reside en los justos medios. Nadie podía objetar sus credenciales académicas y su amplia experiencia electoral y todas las fuerzas políticas podían encontrarle alguna virtud. El PRD lo propuso porque proviene de la misma izquierda democrática de donde proceden algunos miembros de la corriente de “Los Chuchos”, fracción dominante del PRD en las cámaras. El PAN habría de reconocerle que como consejero del Distrito Federal votó a favor de Santiago Creel cuando éste rebasó sus cuentas de campaña en la elección del 2000. El PRI y el PAN aún recuerdan que votó en contra de aceptar la candidatura de López Obrador porque a su juicio no cumplía los requisitos de residencia para contender por el Gobierno de la Ciudad de México.

Con tales antecedentes Valdés resultó la única posibilidad de destrabar las mutuas desconfianzas entre los partidos; permitía “darle” al PRD la presidencia del IFE sin que PAN y PRI sintieran que estaban poniendo en riesgo sus propios intereses. Los lopezobradoristas, única fuerza que podía objetar tal nombramiento, carecían del poder numérico para revertir la decisión de la mayoría de sus colegas perredistas.

En realidad de los tres nuevos consejeros, la relación de Valdés con el partido que lo propuso, el PRD, es la más laxa o distante. Los otros dos, Marco Antonio Baños y Benito Nacif, mantienen vínculos más cercanos con el PRI y el PAN respectivamente. De los tres nuevos consejeros sin duda el más cuestionado es Baños tanto por su trayectoria profesional como por su parcialidad política. La actual consejera electoral, Lourdes López, ahora colega de Baños, presionó su salida como funcionario del IFE en 2003 justamente por el uso faccioso de la organización electoral. Baños trabajó para la institución durante 17 años y se le considera parte de los remanentes de la secretaría de Gobernación, ministerio al que antes pertenecían los organismos electorales. Es un hombre cercano a Felipe Solís Acero, para quien trabajó en Gobernación y a Manlio Fabio Beltrones.

Benito Nacif, doctor en ciencia política de Oxford y académico del CIDE, fue asesor de Diódoro Carrasco en el Gobierno de Oaxaca (ahora diputado panista y presidente de la comisión que filtró los candidatos al IFE), y asesor de la alcaldía de Naucalpan. Se le considera un conservador ilustrado, “a quien le provoca ronchas todo lo que suene a izquierda o a populismo”, me confió un amigo común. Pero en los últimos años ha ganado prestigio como director del proyecto “Monitor Legislativo” que evalúa el desempeño de los legisladores sin importar su militancia.

¿Qué partido ganó con la designación de estos tres consejeros? El primer corte de caja resultaría favorable al PRI. Todo indica que ni Valdés ni Benito Nacif estarían dispuestos a hacer por los partidos que los “apadrinaron”, PRD y PAN, lo que Baños haría incondicionalmente por el PRI. Por otro lado, los dos consejeros que ahora salen Rodrigo Morales y Alejandra Latapí no eran considerados activos del tricolor. Rodrigo Morales fue vetado por Germán Martínez, el nuevo presidente del PAN, por diferencias personales y Alejandra Latapí recibió tarjeta roja de parte de los priistas, quienes se consideraban engañados: ellos la habían postulado al IFE, pero la ahora ex consejera no escondió sus simpatías por el PAN. Sin embargo, el partido de Calderón tampoco queda desprotegido. Logró conservar a Arturo Sánchez, su principal activo en el instituto y habría un acuerdo tácito de que en la siguiente tanda gozaría de “primeras selecciones”.

Más allá de estos avances y retrocesos, me parece que algo ganamos todos con el cambio neto que representa Lorenzo Valdés sobre Luis Carlos Ugalde. El nuevo presidente ciudadano está muy lejos de tener el prestigio de aquella camada de notables como Woldenberg, Granados Chapa u Ortiz Pinchetti, por mencionar algunos. Pero goza de una trayectoria limpia y carece de padrinos políticos señalables. No es mucho para arrancar, pero tendrá que alcanzar. Es tal el descrédito del IFE y tan profundas sus divisiones internas que el sommelier Valdés tendrá que sacar vino de las piedras para que los ciudadanos vuelvan a confiar en esa institución.

(www.jorgezepeda.net)

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