Con una Ley electoral considerada inadecuada para dar gobernabilidad al país, los italianos irán a las urnas entre hoy y mañana con la posibilidad de que se repita el drama del ejecutivo saliente: en el filo de la navaja debido a su restringida mayoría en el Senado.
Más de 47 millones de italianos elegirán entre una nueva política representada por el recién creado Partido Demócrata (PD) y la “cara nueva” de Walter Veltroni o volver a lo ya conocido y repetir un Gobierno del conservador Silvio Berlusconi.
Denominada “porcellum” porque en opinión de uno de sus impulsores es una “porcada” (marranada) la Ley electoral italiana garantiza un premio de mayoría a la coalición o partido con mayores votos en la Cámara de diputados.
Sin embargo, en el Senado prevé un premio de mayoría no sobre base nacional, sino región por región, lo que dificulta la gobernabilidad.
Considerada por los analistas farragosa y difícil de entender, la normativa no fue cambiada por la falta de acuerdo del Gobierno saliente de Romano Prodi (centroizquierda) y debido a la prisa con la que el líder conservador, Silvio Berlusconi, quería ir a las urnas antes de perder el amplio margen que le daban los sondeos.
Aprobada en 2005, durante el segundo Gobierno de Berlusconi y obra del ex ministro de Reformas Institucionales, Roberto Calderoli, de la derechista Liga del Norte, la Ley electoral buscaba garantizar al líder conservador el control del Gobierno por otro periodo.
Al final, sin embargo, torpedeó al Ejecutivo de Prodi, que ganó las elecciones de 2006 sólo con 24 mil votos de diferencia: le dio una mayoría de únicamente dos escaños en el Senado, donde al final perdió un voto de confianza por la defección de uno de sus aliados. En la Cámara de Diputados la Ley electoral prevé un premio de mayoría sobre base nacional al partido, coalición o lista que obtenga más votos, lo que permite la gobernabilidad, pues automáticamente garantiza 340 escaños, el 54 por ciento del total.
Es en el Senado, sin embargo, donde las cosas se complican debido a que contempla un premio de mayoría no sobre base nacional, sino región por región, lo que impide la formación de mayorías amplias.
Según un sondeo difundido por la Unión Cristiano Democrática (UDC), ex aliada de Berlusconi, el Partido Del Pueblo de las Libertades del magnate de los medios de comunicación alcanzaría poco más de 158 senadores, mientras todos los otros partidos sumarían 157.
“Se tendría una situación aún más difícil que la del Gobierno de Prodi, que contaba con el voto de los senadores vitalicios, cosa que no sucedería con el Cavaliere”, declaró Lorenzo Cesa, secretario general de la UDC.
Pero Berlusconi ha descartado tal posibilidad y, según sus propios sondeos, en la Cámara Alta su partido contará con una cómoda mayoría de 30 escaños.
Para el experto Guido Compagna, el nuevo Gobierno podría verse urgido a cambiar la Ley electoral por la vía del referendo abrogativo, con el que está a favor Alianza Nacional de Gianfranco Fini, el principal aliado de Berlusconi, pero al que se opone la Liga del Norte, su segundo socio.