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Libertad

Diálogo

Yamil Darwich

Les comparto un extracto del discurso de graduación ofrecido a los egresados de la UAL; creo que invita a la reflexión, en referencia al humanismo que tanto defendemos en el “Diálogo”.

Sin duda, la época que vivimos, entre consumismo, moda y libertad mal interpretada, favorece la confusión de ideas en muchos de nosotros, particularmente los más jóvenes, que recién inician sus propias vivencias en el ejercicio de la libertad individual, sumándose las ganas naturales de “ser”; en ello estriba la importancia de advertirles en el momento adecuado. Espero les parezca:

“… les invito a que hagamos una reflexión y pensemos en la libertad; la real y verdadera:”

“Dice el Dr. Carlos Llano Sifuentes: “El hombre huye del riesgo, que es lo mismo que decir: tiene miedo a la libertad; prefiere ser masa receptiva que factor individual de pensamiento crítico o creativo. El ser humano desearía vivir una libertad sin compromisos, sin riesgos, protegida; quiere ser libre, pero teme su propia responsabilidad”.

“… todas las decisiones deben ser libres, aún cuando en ello se incluya la responsabilidad de cometer errores; también comprendemos que no decidir es en sí una decisión: significa renunciar al derecho de ejercer la libertad”.

“La raíz de esa libertad verdadera radica en nuestra propia esencia humana: nacimos para ser libres; es el deseo vital de ser una persona en plenitud, que nos mueve a perseguir objetivos nobles, de realización, éxito y frutos compartidos; porque ser libre también significa renunciar a la avaricia y a la pobreza espiritual del egoísmo usurero”.

“El egresado (…) entiende qué significa serlo y lucha por ello; persigue la felicidad entendida como una coexistencia en plenitud del ser, en completa libertad”.

“…decimos con orgullo: ‘Soy libre porque vivo siéndolo’. ‘Soy libre porque no me encuentro necesitado frente a los bienes superficiales o las tentaciones malsanas que se me ofrecen’. ‘Se de las trampas del engaño escondido en el consumismo y estoy liberado de ello’”.

“Luchamos contra la pobreza con inteligencia y conocimiento, en comunión con la solidaridad y la subsidiaridad, porque sabemos que en la escasez o la miseria no hay rampas suficientemente altas para alcanzar la verdadera libertad; y también comprendemos que en perseguir la simple riqueza material puede encontrarse escondido el horror de la esclavitud, esa que muchas veces nos exige como pago la pérdida de nuestra libertad verdadera”.

“Sé que ustedes no son como otros que huyen del riesgo; de los temerosos a ser libres, indispuestos a tomar el destino entre sus manos. Estoy cierto que se rebelan contra aquellos que prefieren ser masa receptiva, renunciando a la libertad de pensamiento crítico o creativo”.

“Estoy seguro que ustedes nunca aceptarán que otros les impongan horizontes perversos o les encadenen con ideas ajenas y egoístas”.

“El que es verdaderamente libre dice: No estoy necesitado frente a ningún bien parcial y no estoy obligado físicamente a nada; puedo querer lo que quiera y comprendo que la maldad no es una elección dentro de mi libertad”.

“Curiosamente, la libertad no se consigue rompiendo ataduras sino cambiando a unas por otras elegidas; proyectando en la mente aquello a lo que queremos estar atados y decidiendo nuestro propio plan de vida; entendiendo que ejercer la libertad es acción, no solo pensamiento; actuando inteligentemente para alcanzar los fines lícitos de mi proyecto personal trascendente”.

“Ser libre también significa comprender que siendo gregarios tenemos dependencias imposibles de romper, pero que en ejercicio del derecho podemos elegir cuáles y cómo queremos vivirlas”.

“El libre puede querer lo que quiera, pero debe querer algo; el humano que ejercita su libertad es aquel que se decide por una de sus múltiples posibilidades, venciendo el miedo al compromiso”. “Ser libre es decidirse a escoger –aun dolorosamente– una opción separándose de las otras y una vez elegida, perseguirla con todas las fuerzas y capacidades hasta alcanzarla”.

“Dice Fernando Savater: “Haz lo que quieras, pero ¡cuidado!, solamente lo que quieras, no lo que te impongan las modas, la publicidad tramposa, los pésimos ejemplos que a diario se nos presentan, las coacciones sociales, lo que atropelle a tu prójimo, lo que invada los territorios de tus otros familiares, lo que te dañe o lo que vaya contra la vida. Haz lo que quieras, pero antes de hacerlo, encárgale a tu mente que le pregunte a lo mejor de tu corazón: corazón mío, ¿qué es lo que realmente quieres?”

“Los invito a ejercer y pregonar esa libertad, expresión de las mujeres y los hombres que saben quiénes son y para qué están en este mundo…”.

Pienso que el mensaje es válido para todos aquellos jóvenes que están en busca de la propia realización; espero estén considerando la amenaza que viven, el peligro de perder su libertad verdadera y que luchen contra ello. ¿Está de acuerdo?

ydarwich@ual.mx

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