La virgen que aparece con el Santo Niño de Atocha, vinieron del Templo de Atocha en Madrid, España, por encargo del Marqués de San Miguel de Aguayo, que era muy devoto de la virgen.
Hago un paréntesis en la serie de artículos que estoy escribiendo sobre mi libro “Historia de Juanchorrey y Tepetongo, Zacs.”, para referirme a un interesante libro que acabo de recibir, citado arriba, de la autoría del ex-canónigo de la Catedral de Zacatecas, Pbro. y Lic. don Juan Pereyra Nieves, antiguo compañero mío en el Seminario de Zacatecas. Es un libro interesante y curioso porque se refiere a Cartas Dirigidas al Santo Niño de Atocha, de Plateros, cartas de agradecimiento por milagros recibidos o de petición para cura de algunos males. Otras cartas están dirigidas al Rector del Santuario de Plateros, Pbro. y Lic. Juan Pereyra Nieves, (que desempeñó ese cargo por algunos años).
Veamos algo sobre el origen del Santo Niño de Atocha, que aparece en párrafos del libro y que a continuación transcribo:
¿A qué se debe la afluencia de visitantes? A que tiene un Santuario, en que se venera una pequeña imagen de Jesucristo Nuestro Señor. La imagen del Santo Niño de Atocha. El Santuario está dedicado al Cristo a quien llamamos “El Señor de los Plateros”, bella imagen del Siglo XVI que presenta a Nuestro Señor Crucificado. Según la tradición, desde entonces dicha imagen se venera en su Santuario. El Santuario ha tenido reformas arquitectónicas cada siglo, hasta quedar como está actualmente. Pequeña iglesia pero visitada por innumerables peregrinos que, curiosamente, no van en el 99 por ciento a visitar al Señor de los Plateros, sino al Santo Niño de Atocha o de Plateros.
“La imagen del Santo Niño de Atocha está en este Santuario, según se dice, desde el Siglo XVIII, ya que la devoción al Santo Niño procedente de Plateros estaba muy difundida a principios del Siglo XIX en muchos estados de la República Mexicana, y en el Centro y Sudamérica”.
“Según la tradición el Marqués de San Miguel de Aguayo, devoto de la Santísima Virgen María, queriendo que se le tributara culto a Nuestra Madre Santísima en el Santuario del Señor de los Plateros, pidió a los sacerdotes del templo de Atocha, en Madrid, que le enviaran una imagen de la Virgen María. Los padres le enviaron una imagen, tallada en madera, de la Santísima Virgen María con el niño en la mano izquierda”.
“Cuenta la tradición que al llegar la Navidad, como el sacerdote del templo no tuviera una imagen del Niño para acostar en el pesebre y para darlo a adorar a los fieles, le quitó el Niño a la Virgen, y lo colocó en el pesebre. La noche de Navidad lo dio a besar a los fieles que asistieron a la misa de ‘gallo’, a la media noche. La gente comenzó a sentir simpatía por el Niño, y la carita graciosa del Niño, inspiró tal confianza a los fieles, que comenzaron a encomendarle sus preocupaciones a tan gracioso y sonriente niño. Y el Niño Jesús, a quien le darán el título de ‘El Santo Niño de Atocha’, porque la imagen tanto de él como de la Virgen (Nuestra Señora de Atocha), vinieron del templo de Atocha en Madrid, comenzó a hacer favores a quienes se lo solicitaban”.
