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Libros y lectura

Las laguneras opinan...

Rosario Ramos Salas

Desde 1995 el día 23 de abril está dedicado a celebrar el Día Internacional del Libro. La UNESCO eligió esta fecha en memoria de tres grandes escritores: William Shakespeare, Miguel de Cervantes y Saavedra y Garcilaso de la Vega, muertos, por coincidencia un 23 de abril del año de 1616.

A pesar de que los seres humanos aprendemos a leer desde temprana edad, la lectura se practica poco o cada vez menos. La venta de libros va en descenso, las librerías pierden dinero y cada día hay menos, el número de libros que una persona lee al año va a la baja.

Las personas no tienen acceso fácil a los libros, ya sea por que el poder adquisitivo de la población es muy bajo o porque los libros son caros o porque no existen lugares suficientes donde se supone que deberían estar los libros. Me refiero a las bibliotecas. De ahí la preocupación de los gobiernos, las autoridades educativas y las escuelas por promover la lectura.

En México cada seis años se inventan y se diseñan programas cuyo objetivo es aumentar los lectores, (acordémonos de Hacia un país de lectores), promover el gusto por los libros y en lugar de que aumenten los lectores, los resultados no son alentadores. No logramos tener una ciudadanía más culta e informada.

La lectura es una actividad humana ligada al aprendizaje en la que ponemos en juego no solamente el sentido de la vista y el del oído, sino algo muy importante la imaginación y el pensamiento. A través de la lectura es que aprendemos, logramos información, imaginamos, reflexionamos sobre lo que leemos, hacemos preguntas, analizamos y sintetizamos. La lectura nos forma como investigadores y nos hace regresar una y otra vez a los libros, sin que logremos la verdad absoluta. Siempre habrá algo nuevo por aprender. La lectura nos abre al mundo y nos lleva a conocer el universo, la cultura, la ciencia, la literatura.

Volviendo a la preocupación que los gobiernos tienen por que los lectores aumenten, por acercar a los niños desde muy pequeñitos a la lectura y lograr en ellos el hábito para toda la vida, creo que lo primero que se tiene que hacer es acercar al niño, desde la casa, a la lectura, es decir a los libros. Los padres son quienes deben hacer esta tarea, leyéndoles a sus hijos desde pequeñitos.

Posteriormente cuando los niños llegan a la escuela deberán encontrar un ambiente de libros. Cada escuela debería contar con su biblioteca. En otros años ha habido programas de biblioteca en el aula con una dotación de libros básicos por aula que están a disposición de los estudiantes. Pero el problema es que los alumnos no tienen tiempo para leer. Los programas están tan sobrecargados, los profesores están siempre preocupados por cumplirlos y los niños no leen.

Por ello creo que además de la biblioteca de aula, cada escuela ha de contar con biblioteca escolar. Una biblioteca es el lugar donde habitan los libros y esto las convierte en lugares sagrados dedicados a fomentar el amor a los libros. Sabemos que a la biblioteca se va a leer y que para eso necesitamos de concentración, respeto y silencio. Me pregunto si cada escuela en México tiene su propia biblioteca bien dotada de libros y bien acondicionada para que encontremos atrayente la lectura y donde se tengan largas horas de estudio y de lectura como se tiene en otros países. Si los profesores trabajan en las bibliotecas con los alumnos, motivándolos con estrategias como animar a leer, enseñar a consultar un diccionario o una enciclopedia, motivar a saciar la curiosidad cada vez que se busca información sobre un tema, vamos a tener mejores estudiantes y futuros ciudadanos.

Pienso que hoy en día las autoridades educativas están más preocupadas por que las escuelas tengan computadoras que libros. Antes que los salones de computación están los libros y las bibliotecas.

Una vez que en la escuela primaria y secundaria se ha logrado crear el hábito de la lectura, el estudiante intentará seguir en contacto con los libros. Es aquí donde la biblioteca pública encuentra su razón de ser.

El aumento en el número de bibliotecas públicas no ha sido proporcional con el crecimiento de nuestra ciudad. Aumentan los espacios para el ocio y el entretenimiento, los antros, bares, espacios con máquinas que embrutecen a los jóvenes y otros lugares que en nada ayudan a tener una población más culta e informada. La biblioteca pública de la Alameda sigue esperando una buena inversión y programas que acerquen y animen a los niños y jóvenes a la lectura.

Debería de haber una biblioteca en cada colonia y barrio. Las colonias de la ciudad han aumentado en número, sin embargo seguimos teniendo las mismas bibliotecas. Gracias a nuestros impuestos se mantienen las bibliotecas públicas y deben crearse más, de modo que más personas tengan acceso y se beneficien de ellas. Construir edificios atractivos, modernos, funcionales, accesibles al público, y bien construidos, (no como la Biblioteca Vasconcelos en el sexenio pasado) que cuenten con actividades lúdicas que atraigan más lectores y animen a la lectura. Las bibliotecas deber ir tras los lectores.

Las bibliotecas públicas son espacios abiertos a todos, igualitarios, lugares de comunicación, lugares de paz y ventanas al mundo. No han de ser lugares aburridos, al contrario siempre encontraremos algo atractivo y divertido que nos motive a adentrarnos en el mundo de los libros. Que en el Día del Libro más niños lean y gocen del libro.

garzara1@prodigy.net.mx

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