Durante la temporada de ballena gris en la entidad llegaron alrededor de cinco mil ejemplares y nacieron 800 ballenatos en territorio peninsular; especialistas que hicieron el avistamiento la consideraron como anómala debido a que los mamíferos tuvieron un comportamiento diferente y se desplazaron a lugares en donde no habían sido observadas por lo menos desde hacía 50 años. (El Universal)
La temporada de ballena gris en Baja California Sur que terminó el pasado 15 de abril, fue calificada por científicos como anómala, toda vez que en esta ocasión una cantidad importante de estos mamíferos tuvieron un comportamiento diferente al acostumbrado: se desplazaron un poco más al sur de la entidad por lo que llegaron a zonas donde no habían sido observadas por lo menos desde hacía 50 años.
De acuerdo con datos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), esta temporada llegaron alrededor de cinco mil ejemplares y nacieron 800 ballenatos en el territorio sudpeninsular.
En general, según el reporte al término de la temporada, las ballenas llegaron un poco tarde, hacia la segunda quincena de febrero (cuando oficialmente la temporada inicia el primero de enero) y algunas de las crías nacieron fuera de las lagunas.
No obstante, una de las situaciones que causó mayor sorpresa en la población del estado, fue que este año Los Cabos y el sur de La Paz se añadieron a los sitios ya identificados en la costa oeste de la península sudcaliforniana como lugares de visita de esta especie migratoria.
Un grupo de aproximadamente 60 ejemplares permaneció prácticamente durante toda la temporada en el puerto internacional cabeño, donde durante décadas únicamente se había observado a la ballena jorobada.
Y es que generalmente la ballena gris se avista en las lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio, en el municipio norteño de Mulegé y en bahía Magdalena, en Comondú.
Históricamente estos sitios han sido reconocidos como los lugares preferidos por estos cetáceos que año con año emprenden un viaje de más de diez mil kilómetros, provenientes de los fríos mares de Bering en Norteamérica.
Esta vez decidieron ocupar también el sur del estado. Al parecer se debió al enfriamiento de las aguas —fenómeno de La Niña— que provocó que algunos cetáceos no entraran a las lagunas tradicionalmente reconocidas por la observación de estos animales, incluso que algunos llegaran a las costas del México continental.
El investigador Martín Octavio Maravilla Chávez, especialista en mamíferos marinos del Instituto Nacional de Ecología, explicó en entrevista que las ballenas buscaron temperaturas más adecuadas para el nacimiento de sus crías y poder permanecer durante tres meses en el estado.
Sin embargo, aunque anómalo, dijo, este comportamiento permitió que en esta ocasión turistas y habitantes en otros sitos como Los Cabos tuvieran la oportunidad de observar esta especie que realiza una de las migraciones más largas del mundo.
Si bien es cierto que se pudieron observar en menor cantidad en el norte del estado, comentó, los prestadores de servicios turísticos reportan una buena temporada.
En un día en la comunidad de López Mateos en Comondú, se avistaron 130 ejemplares y en San Carlos, 75.
Así, sostuvo, los visitantes que por los meses de enero a abril acuden a BCS, este año también pudieron disfrutar del espectáculo que ofrecen estos mamíferos, incluyendo, con suerte, el cortejo de los machos hacia las hembras.
Esta vez los cambios de comportamiento de los cetáceos se atribuyen al fenómeno de la Niña. No obstante, el próximo año será determinante, de acuerdo al investigador, para poder conocer las afectaciones que puede tener en la especie el fenómeno del cambio climático.
