Dependiendo de una variedad de factores, que van desde el clima en ciertas regiones de la Unión Americana, hasta el desliz o metida de pata que haya cometido algún precandidato apenas ayer, es posible que este día se defina por lo menos un candidato, de los dos con posibilidades de contender por la Presidencia de los Estados Unidos.
Y es que hoy es el Supermartes: la fecha en que se pondrán en juego algo así como el 40% los delegados de ambos partidos, los que luego escogerán a su adalid para buscar la Casa Blanca en noviembre de este año. Habrá elecciones primarias y asambleas partidistas (caucuses) en más de veinte estados.
Lo cual tiene sus bemoles: por un lado, sirve para terminar de separar el trigo de la paja: aquel precandidato que no salga más o menos bien librado en este día, ya puede darse por difunto. Si de por sí, en vista de los resultados previos el panorama se ha ido aclarando, después del día de hoy es probable que la competencia quede sólo entre dos precandidatos por cada partido. Incluso, como decíamos (aunque resulta un tanto improbable), podría ocurrir que un solo precandidato se llevara todas las canicas y asegurara la nominación… seis meses antes de que se celebre la Convención de su partido.
Algunos analistas se quejan de que tanto esté en juego en un solo día. Ello no ocurría en décadas pasadas, cuando las primarias y caucuses se repartían a lo largo de muchas semanas. Pero ahora nos hallamos con que más de la mitad de los estados ya habrá tenido sus procesos internos partidistas… casi nueve meses antes de las elecciones constitucionales. El problema es, por un lado, que buenos candidatos potenciales quedan fuera por nocaut, sin haber podido haber levantado momentum. Y por otro, que el desgaste de un candidato que todavía no es oficial, durante seis meses, puede llegar a ser muy grande.
Luego del desastre de Florida, quien era puntero en las primarias republicanas hace apenas un año, el ex alcalde neoyorkino Rudolph Giuliani, tiró la toalla. Lo cual muestra lo poco útiles que son los pronósticos estando tan remotos los comicios de a de veras. La deserción del irascible Giuliani ha dejado reducida la caballada republicana a tres competidores con posibilidades reales: Huckabee, Romney y McCain. Si este último gana estados que no se supone debe ganar, podría amarrar, o casi, la nominación.
Por el lado de los demócratas, la situación se puede poner peliaguda. El peor escenario es un empate, que provoque una guerra civil entre Hillary Clinton y Barack Obama, que termine minando y debilitando a su partido. Que ello pueda ocurrir, nadie lo duda: si en algo son expertos los Demócratas, es en pegarse balazos en el pie cuando andan en caballo de hacienda.
Total, que hoy puede ser un día definitorio para Estados Unidos. O quizá no. Ya veremos y comentaremos.
