Los miembros del grupo musical 'Chignaupan Tritones' de Puebla, México, levantan sus sombreros después de entonar canciones del folklore mexicano ante el Papa Benedicto XVI, durante la audiencia general de los miércoles en el Vaticano. (EFE)
Una banda de música integrada por 46 jóvenes estudiantes de una escuela pública del central Estado de Puebla en México, dedicó hoy el tradicional Jarabe Tapatío al Papa Benedicto XVI en El Vaticano.
Durante la audiencia general de los miércoles en el Aula Pablo VI el grupo adolescentes de entre 11 y 18 años, uniformados con trajes tricolores y con instrumentos que trajeron desde su país natal, ejecutaron además la melodía 'Cascabel' de Veracruz.
Al momento de los saludos en lengua española, un sacerdote presentó a la banda del Centro Escolar 'Presidente Guadalupe Victoria' del municipio poblano de Chignahuapan y después los mexicanos tocaron las canciones despertando emoción entres los asistentes.
El obispo de Roma prestó atención al número, después sonrío y envió un saludo de agradecimiento con un gesto mientras los demás fieles aplaudían a los jóvenes mexicanos.
Al finalizar la audiencia Felipe Arroyo Arroyo, prefecto del Centro Escolar, explicó que su presentación en El Vaticano es parte de una gira de la banda por Francia e Italia, gracias a la cual se presentaron en Nisa, Mentón y Roma.
'Tocamos música mexicana de todos los géneros, afortunadamente hubo aceptación en estas ciudades en los dos carnavales, tuvimos 20 demostraciones y unos 15 desfiles', señaló.
Agregó que el viaje fue gestionado por la Organización Cultural de Intercambios Internacionales de México y destacó que su presentación fue la primera de una banda de música de estas características en El Vaticano ante Benedicto XVI.
Por su parte, Verónica Ruiz Hernández, saxofonista poblana de 17 años, calificó su estancia en Roma como 'una de las mejores experiencias', sobre todo porque la música mexicana 'encendió a las personas que estaban en la audiencia'.
'Los sueños cuando te los propones se pueden hacer realidad, fue una experiencia inolvidable, llevar la música mexicana y ver que el Papa sonrío al oírnos además que toda la gente nos aplaudió', señaló Roberto Herrera, trompetista de 17 años.
